Sant’Agnese in Agone o Santa Inés en plaza Navona
Paseando por via dei Canestrari, recorriendo un típica calle del centro de Roma, imagino lo que podré encontrar detras de la esquina. ¿Cómo será hoy la atmósfera en Plaza Navona?¿habrá mucha gente? La cúpula de la iglesia de Sant’Agnese in Agone ¿tendrá su magnífico entorno azul intenso o quizás estará rodeada de pequeñas nubes? A veces, el cielo empedrado sobre la plaza forma un fascinante tapiz que enmarca los edificios que la rodean. Mirando el cielo desde abajo, ante el portal de la iglesia de Sant’Agenese, su perfil es una herida que lo desvela. Parece que el aire tiene cuerpo acogiendo las torres y cúpula.
La iglesia
La gente a mi alrededor admira los elementos constitutivos de la plaza. Parecen tan varios pero tienen en realidad algo en común. De hecho, la familia Pamphilj en el siglo XVII quiso convertir plaza Navona en su isla particular, la antesala de su maravilloso palacio. Esto le da un toque particular.
En 1630 el futuro papa Inocencio X Pamphilj transformó algunas casas de su propriedad en un palacio señorial. Por otra parte, quiso convertir la plaza en una extensión del mismo e introdujo en ella muchas referencias a su familia. De hecho, veréis en muchos lugares la paloma con el ramo de olivo, símbolo de la familia.
Asimismo, Inocencio X hizo que en la plaza y en la iglesia trabajasen algunos de los artistas más celebres. Entre ellos, destacan Bernini que se ocupó del diseño de la fuente de los cuatro ríos, Borromini y Girolamo Rainaldi que fue el arquitecto que empezó la construcción de la iglesia de familia. Sin embargo, el que hizo de la iglesia una innovación con su genialidad fue Borromini. En la fachada de esta iglesia, con su cúpula situada entre dos campanarios realizó el sueño de Bramante y Miguel Ángel para la basílica de San Pedro. Además, Borromini gracias a su habilidad técnica realizó un sistema para hacer que el agua de la fuente llegase a la capilla de familia. A él también se debe la preciosa sacristía.
La simple, elegante y armónica fachada que comprende dos campanarios y una cúpula. Su interior es una breve aula con planta de cruz griega. Un lugar sagrado capaz de fascinar e involucrar a las personas en la historia de Santa Inés. Siendo, además, capilla de su familia, Inocencio X quiso que lo enterraran aquí. Giovanni Battista Maini fue el encargado de esculpir maravillosamente su memoria en piedra.
Muchos son los elementos barrocos que te hacen sentir la pura y majestuosa atmósfera, casi de gloria celestial. El altar principal, por ejemplo, está adornado con un relieve que representa la Sagrada Familia. Es más. Se trata de dos ‘sagradas familias’ en una composición llena de movimiento. Por una parte se encuentran la de Jesús, María y José. Por otra, la de Juan el Bautista, Isabel y Zacarías. Esta obra es una de las mejores realizaciones del escultor Domenico Guidi.
Sin embargo, el elemento más eviente y representativo es la cúpula. Afrescada por Ciro Ferri y Sebastiano Corbellini, en ella está representa “sant’Agnese introducida en la gloria del paraíso”. Se trata de un episodio que ve como protagonista una muchacha romana a la cual está dedicada la iglesia: Sant’Agnese in Agone. De su mano parece que ascendemos hacia un cielo que nos espera.
«Algo más importante que el helado
en Piazza Navona: está abierta
la iglesia de Sant’Agnese in Agone.
Entro. Es bellísima. La paz
de un refugio de arte, aun
en su esplendor. He de reposar
de la larga caminata del día
un rato en esta paz.»
Poesía en Roma. Santiago Montobbio.
SANT’AGNESE – Santa Inés
Mirando algunos de los estupendos relieves de Antonio Raggi y Ercole Ferrata nos damos cuenta de la belleza de estas historias convertidas en páginas de piedra.
Junto a la imagen de Sant’Agnese se representa con frecuencia un cordero. Es un símbolo de pureza, de perseverancia y humildad. De hecho, Agnese – Inés fue una joven virgen que demostró su valor y firmeza a inicios del siglo IV incluso cuando el hijo del Prefecto de Roma manifestó sus impacientes deseos en forma de violencia. Fue acusada de ateismo por no incensar ante los dioses y expuesta desnuda en lo que se cree era el lupanar del estadio de Domiciano. Milagrosamente sus cabellos la cubrieron y protegieron de las violencias con que querían matarla.
Al final, una espada le cortó la garganta y así murió, con el mismo gesto cumplido para matar los corderos. El lugar del martirio es el mismo en el que hoy se encuentra la iglesia de Sant’Agnese que lleva su nombre. Sin embargo, fue enterrada en donde ahora está la iglesia de Sant’Agnese en via Nomentana. Cuando su hermana Emerenciana fue a visitar su tumba también ella sufrió el martirio con violencias inauditas. Ambas chicas son dos mujeres que en la tradición romana fueron siempre recordadas como protectoras de la ciudad. A ellas se les dedicó, junto a San Cecilia, numerosos lugares de culto y obras de arte.
Como en muchos edificios de Roma la historia y el arte son capaces de redimir episodios tristes. De un ‘Turpitudinis locum’ que ensucia al simple recuerdo se puede pasar al ‘locus amoenus’ que canta la victoria de una muchacha. Escenario, ahora, de deliciosos paseos y encuentros en los que uno se cita ante Sant’Agnese, en la plaza más famosa de Roma.
HORARIOS:
Días feriales: 9.30-12.30/ 15.30-19.00
Festivos: 9.00-13.00/ 16.00-20.00
Lunes cerrado