Si paseamos por el Vaticano, nos encontraremos con un habitante curioso. Puede que inesperado. Entre las bellezas de la Plaza de San Pedro o la entrada a los Museos Vaticanos, allí está, un gran muro. Una de las murallas de Roma, las murallas leoninas, construidas por el papa Leon IV en el siglo IX. Estas murallas tienen una particularidad. Concretamente, un pasaje secreto: el Passetto. También conocido como el Corredor de Borgo o el Passetto di Borgo, se cuela dentro de la muralla para unir el Vaticano con el Castillo Sant’Angelo.
Un pasadizo construido para ser una vía de escape de los papas, para poder protegerse en el Castillo de Sant’Angelo si su seguridad o la del Vaticano se veían amenazadas. Más de un papa tuvo que recurrir al Passetto. El pasadizo todavía sigue allí, tantos siglos después.
El Passetto: una huida de 800 metros
Pese a que se encuentra en las murallas leoninas, del siglo IX, el Passetto no se construyó a la vez que las murallas. Fue posterior. Concretamente, se implantó en el siglo XIII durante el papado de Nicolás III.
El corredor tiene una longitud de 800 metros. Uniendo el Vaticano y el Castillo Sant’Angelo, en aquel entonces también propiedad del Papa. Así, con una fortaleza tan fuerte, tan cerca gracias al Passetto, el papado se aseguraba un gran plan de emergencia. Una idea que con los siglos se mostró bastante útil.
Lo estrecho del pasaje, 3’5 metros, hacía que apenas dos personas cupieran a la vez a lo ancho. Una huida en un lugar así, con el peligro a las espaldas y un papa encerrado en un pasadizo secreto de estas características, hace que la curiosidad y la atracción por el Passetto hayan sido siempre muy grandes. Llegando incluso al cine con Tom Cruise en Mission Impossible 3.
Curiosamente, la Via della Conciliazione acabó formando una »vía» paralela al corredor. Una confrontación visible claramente desde la cúpula de San Pedro.
Dos planes de escape por el Corredor de Borgo
El Passetto acogió dos escapes de papas muy sonados. La primera ‘’gran huida’’ fue apenas dos siglos más tarde de su creación, en el 1494. Cuando los franceses entraron en Roma con un poderoso ejército y el papa Alejandro VI, con los franceses a un tiro de arcabuz del Vaticano, se refugió en el castillo atravesando el corredor.
La siguiente fuga de un papa por el pasadizo no se hizo esperar tanto. Unos 30 años después, en 1527, tuvo lugar el tremendo saqueo de Roma por parte de tropas alemanas y españolas. Clemente VII, papa en aquel momento, no tuvo tanto tiempo como Alejandro VI y los asaltantes llegaron hasta la misma Plaza de San Pedro con el papa en huida. La guardia suiza forjó su leyenda en aquel día. 189 guardias protegieron al papa frente a miles de alemanes y españoles, consiguiendo salvarlo y conducirlo hasta el Castillo Sant’Angelo a través del Passetto. El papa estuvo encerrado en la fortaleza hasta siete meses para poder sobrevivir.
De salvavidas a atracción turística
El Passetto, con la unificación de Italia y Roma como capital, quedó en un vacío legal. Pues el Vaticano no se lo cedió a Italia pero, sin embargo, estaba en el territorio italiano. De hecho, fue muy recientemente, con Juan Pablo II, cuando definitivamente el Vaticano se lo cedió al estado italiano. Todo excepto los 80 primeros metros dentro del Vaticano.
El estado comenzó unos trabajos de restauración para abrirlo al público y, desde 1999, en verano es posible visitar el Passetto di Borgo dentro de la visita al museo del Castillo Sant’Angelo, quien gestiona ahora el corredor.
La historia, al final, ha cambiado la dirección del recorrido.