El Panteón de Roma (o Panteón de Agripa) mundialmente famoso por ser el edificio romano más impresionante y mejor conservado, se construyó en los albores de la época imperial. Luego, se inició su reconstrucción en tiempos de Trajano tras un terrible incendio en el año 110. Y, al final, sería el emperador Adriano el que lo concluyera (123-125 d.C.). Con Adriano renacía así en formas más grandiosas y simbólicas el templo que había sido promovido por Agripa (63-12 a.C.) y que es hoy unos los lugares imprescindibles que ver en Roma.
El cielo en la tierra
Según Casio Dione el nombre derivaría de la cúpula, reproducción de la cúpula celeste, sede de todos los dioses (pan-theos). De hecho, Adriano había puesto en el centro de cada uno de los cuadrados una estrella de bronce dorado. Así recreaba el cielo estrellado que había acogido a Rómulo y al ‘divino’ Julio César.
No sólo, la lluvia, el cielo que desciende convertido en pura agua, no sólo entra en este mundo sino que penetra por sus 22 foros, en lo más profundo, lo empapa. La lluvia se convierte en un regalo celeste que la arquitectura acoge y ordena como un elemento más, central, natural, divino: una cascada interna que cae entre la ligera música de su contacto en alto con la cúpula y junto a nosotros salpicando el mármol.
La tierra que se abre al cielo
De hecho, una antigua tradición de época clásica indica que en este lugar Rómulo fue llevado al cielo por un águila.
Es, por tanto, el lugar de la primera apoteósis de Roma. El lugar de encuentro con los dioses, monte en el que tienen morada, puerta hacia el empíreo, hacia el que asciende la cúpula con sus 4 círculos. Con el Pantheon, Roma tiende una escalera desde la tierra hacia el cielo, de lo profundo, oscuro y sólido hacia lo más alto, luminoso y ligero.
«Tu supra cineres formidatasque ruinas,altior exsistens.» G. Pascoli, Hymnus in Romam.
Tu que surges más alto sobre cenizas y formidables ruinas.
Pero también un lugar desde donde el cielo podía ser testigo de lo que aquí dentro pasaba. Por ejemplo, en los juicios ‘de iure’ en los que se juraba, los dioses tenían que ser testigos y, por tanto, tenía que existir un óculo para estar ‘sub divo’, bajo la mirada atenta de los dioses. Te invitamos a realizar esta preciosa experiencia de contemplar el cielo bajo esta cúpula y también imaginarte como centro de la mirada de lo alto.
Itaque inde eius perforatum tectum, ut ea videatur divum, id est caelum. (Varro, Lat., 5, 66). Perforar el techo para que lo divino, el cielo, vea este maravilloso espacio, ¡como el ojo de una cerradura para que los dioses puedan curiosear en el Panteón!
Información para visitar el Panteón
Entradas y precios:
Horarios:
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Cómo llegar:
-En Autobus: Las líneas 30, 40, 62, 64, 81, 87 e 492 hacen parada en Largo de Torre Argentina, a 400 metros del Panteón.
Ubicación:
Visitar el Pantheon
Recuerda que la entrada en el Panteón ya no es gratuita. En Piazza della Rotonda hay una taquilla para adquirir las entradas pero os aconsejamos que las reservéis online en la página del Ministerio della Cultura italiano. El primer domingo del mes la entrada es gratis para todos pero no hay entradas con horario que te permita entrar sin colas.
Todos los días la entrada será en turnos de 1 hora. Los grupos podrán ser de un máximo de 25 personas (26 si entráis con guía). En días de gran afluencia y de entrada gratis el billete de entrada no te da prioridad y puede ser que tengas que esperar un poco. Eso sí, si viajas con tu clase, es decir, para los grupos escolásticos, no es necesaria la reserva, no tienes que pagar y accedes por la entrada dedicada. Lo mismo si tienes una discapacidad.
Se puede reservar la entrada solo un mes antes del día de tu visita y no se podrá visitar en los horarios en los que haya celebraciones litúrgicas (domingos a las 10.30 y sábados a las 17.00). En esos momentos solo podrán entrar y gratuitamente quien participe en las celebraciones.
Arquitectura del Panteon
La fachada del Panteón de Agripa tiene la forma de un templo octastilo. El pronaos, está compuesto por tres filas de columnas corintias monolíticas y lisas de granito egipcio. Tienen una altura de 40 pies (11,82 m). Está unido a la parte circular por un elemento intermedio a forma de paralelepípedo. Una gran águila de bronce adornaba el tímpano sobre las columnas.
El espacio interno es el que causa una sensación de grandeza muy especial. Se trata de un único ambiente de planta circular cubierto por una inmensa cúpula hemisférica de dimensiones impresionantes. Al entrar nos sentimos dentro de una gran esfera. En efecto, las proporciones son las de una esfera: el diámetro es de 43,44 m (150 pies romanos) que es la misma dimensión de su altura. El cuerpo cilíndrico llamado también «tambor» tiene un espesor de unos 6 metros.
«Tras el Panteón nada podía hacerse ya, todo estaba hecho en la arquitectura univeral; cuanto se ha construido después tan sólo han sido balbuceos de aficionados. El Panteón es la esencia de la arquitectura, la sublimación de la innecesariedad del espacio, la geometría, la depuración de los sistemas constructivos, la conjunción más notable entre formas y función.»
(José Luis Laborda)
Una cúpula milagrosa
«No se puede cubrir un espacio así de amplio con menor esfuerzo aparente… La bóveda del Panteón no pesa, se sostiene a sí misma, fluye, y el artificio vacío del óculo superior ayuda mucho a aligerar el espacio. El Panteón es, sobre todo, espacio interior. Lo exterior abruma por su volumen, lo interior asombra por su ligereza. Pero lo que el Panteón es hacia adentro lo es el Coliseo hacia el exterior. En el Coliseo todo reside en la porosidad del edificio.»
(José Luis Laborda)
Sobre el tambor se apoya la gran cúpula hemisférica. Se trata de la cúpula más grande del mundo no superada en el diámetro interior ni por la de Michelangelo en San Pedro ni por de la del Brunelleschi en Santa Maria del Fiore de Florencia. Su solidez está garantizada por un consistente refuerzo con peso en la parte más externa de la cúpula para verticalizar las fuerzas horizontales que podrían derrumbar el tambor. De ahí que el perfil externo de la cúpula aparezca rebajado a menos de media esfera.
La cúpula está realizada en un antiguo sistema de hormigón (calcestruzzo, Opus Caementicium) compuesto por cal, pozolana, agua y pedrisco. En la construcción, a medida que nos acercamos a la cúspide, encontramos materiales siempre más ligeros. Pasamos del travertino inicial a la piedra pómez.
Un óculo cenital, del diámetro de 8,86 metros (30 pies romanos) constituye la única fuente de luz del gran espacio circular.
En el interior de la cúpula hallamos cinco anillos concéntricos con 28 recuadros de artesonado que por una parte hacen que la estructura sea más ligera y por otra parte la hacen resistente formando una red de nervaturas.
Historia del Panteón de Roma
En el año 608 el emperador Foca regaló el edificio del Panteón al papa Bonifacio IV. Habiendo quedado despojado y arruinado en los últimos siglos, el papa lo salva de la destrucción con importantes trabajos para llegar a la consagración como iglesia el 10 de mayo del 610. De hecho, la cobertura del Pantheon con tejas de bronce dorado y las decoraciones del artesonado fueron exportadas ya en época imperial pero el rico pavimento y parte de la copertura de las paredes con preciosos mármoles policromados son originales.
El hecho simbólico-iconográfico del espacio esférico es muy importante. Para la filosofía griega la esfera es el sólido geométrico perfecto, símbolo de la esfera celeste y del cosmos en general.
Al entrar nos encontramos ante dos direcciones fundamentales: el eje horizontal que conecta la entrada con el ábside, la dimensión terrestre. Y el eje vertical, el axis mundi, la dimesión en la que se entra en comunicación con el ámbito divino.
A lo largo de la historia de la arquitectura tendremos que esperar hasta finales del s. XVIII para encontrar otro edificio similar. En pleno iluminismo Étienne-Louis Boullée proyectó el “Cenotafio de Newton”, una inmensa esfera de 150 m que recrease la inmensidad del Universo, en honor del cienfíco.
«Mi intención es que este santuario para todos los dioses reproduzca el parecido del globo terrestre y de las esferas de los planetas. La cúpula debe mostrar el cielo a través de una gran apertura en el centro mostrando alternativamente luz y sombra.»
(Emperador Adriano)
El Panteón de Agripa y la luz
El Panteón de Agripa fue concebido como un espacio cerrado y un espacio abierto al mismo tiempo, como un cuadrante astrológico. Las horas van girando con la luz recorriendo la cúpula. El disco de luz queda suspendido como un escudo de oro. La lluvia forma una superficie mojada bajo el óculo mientras las plegarias suben como el humo hacia el cielo.
Este es uno de los factores más importantes del Panteón de Roma: su relación con la luz. Es ella la que crea el espacio interno. Esta relación entre espacio y luz es un gran descubrimiento de la antigüedad romana. Mientras que los templos griegos y las construcciones egipcias eran estructuras para contemplarlas desde fuera, el Panteón de Roma es un espacio arquitectónico para entrar, para que esa perfección nos acoja.
No sólo arquitectura: Rafael
En su interior podemos encontrar la tumba del gran pintor Rafael. Su hermoso epitafio nos lo describe de este modo.
«ILLE HIC EST RAPHAEL: TIMUIT QUO SOSPITE VINCI RERUM MAGNA PARENS ET MORIENTE MORI».
«Aquel que está aquí es Rafael: por quien la gran madre de las cosas temió ser vencida y morir al morir él.»
Palabras que encierran en su concisión latina una descripción perfecta del artista. Creador y mortal, en ese pequeño espacio, ya sin tiempo, recibe el afecto y admiración de todos los que entramos en el Panteón. Os aconsejo que os acerquéis para rendir honor no a un gran guerrero, un rey, monarca o santo, sino a la grandeza de un artista.
Cervantes también quedó encantado ante el Panteón.
Cervantes, en el capítulo VIII de la segunda parte del Quijote cita el Panteón con estas palabras hablando de la fama:
«También alude a esto lo que sucedió al grande emperador Carlo Quinto con un caballero en Roma.
Quiso ver el Emperador aquel famoso templo de la Rotunda, que en la antigüedad se llamó el templo de todos los dioses, y ahora con mejor vocación se llama de todos los santos, y es el edificio que más entero ha quedado de los que alzó la gentilidad en Roma, y es el que más conserva la fama de la grandiosidad y magnificencia de sus fundadores: él es de hechura de una media naranja, grandísimo en estremo, y está muy claro, sin entrarle otra luz que la que le concede una ventana, o, por mejor decir, claraboya redonda, que está en su cima; desde la cual mirando el Emperador el edificio, estaba con él y a su lado un caballero romano, declarándole los primores y sutilezas de aquella gran máquina y memorable arquitetura; y habiéndose quitado de la claraboya, dijo al Emperador:
«Mil veces, Sacra Majestad, me vino deseo de abrazarme con vuestra majestad y arrojarme de aquella claraboya abajo, por dejar de mí fama eterna en el mundo».
«Yo os agradezco —respondió el Emperador—el no haber puesto tan mal pensamiento en efeto, y de aquí adelante no os pondré yo en ocasión que volváis a hacer prueba de vuestra lealtad; y, así, os mando que jamás me habléis, ni estéis donde yo estuviere.»»
Todo lo que tiene relación con el Pantheon, se eleva a la fama. Esperemos que nunca sea por motivos trágicos sino, máxime, por alguna anécdota jocosa.
Pétalos de rosa en el Panteón de Roma
Además, cada año, el domingo de Pentecostés (50 días después del día de Pascua) hacia las 12 podemos ver un espectáculo muy especial: una lluvia de pétalos rojos que desciende desde el ‘oculus’. La próxima tendrá lugar el 8 de junio de 2025.
«En el Pantheon.
La sombra del tiempo.
La herida del tiempo.
Que es también aire.
Porque la historia es ligera.
Pesa y no está.
Perdura y cambia.
Como el arte.
Esto nos dice Roma.»
(Santiago Montobbio, Poesía en Roma)
La apertura en la cúpula también favorecía la celebración de otra fiesta cristiana con gran devoción entre el pueblo de Roma. Se trata de la Asunción de María el día 15 de agosto. Durante esta fiesta una imagen de María ascendía hasta entrar en el cielo de Roma atravesando el ‘oculus’.
Una curiosidad
En el siglo XVIII el arquitecto gallego Domingo Lois Monteagudo viaja a Roma y se inspirará en el Panteón para crear la Iglesia de la Encarnación en Montefrío (Granada).
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3 Comentarios
Me encantaron las descripciones y el sentido poético de algunos párrafos! Gracias por traer sensibilidad a la comprensión de esta magnifica arquitectura de piedra pero también de significado y vida.
Hola, Anabelí, gracias por tu aprecio. Una alegría compartir las impresiones y emociones de uno de los lugares más hermosos de Roma… y, por tanto, del mundo. Espero que tengas ocasión de venir y, con tu visita y tu forma de ver, puedan seguir en vida y emocionando, piedras, formas y espacios.
Formas constructivas del panteón de Roma