El Palacio de la Cancillería se empezó a construir hacia 1485 por encargo del cardenal Raffaele Riario cuando su tío, el papa Sixto IV lo nombra titular de la basílica de San Lorenzo in Damaso. De hecho, se destruyó la antigua iglesia construyendo una nueva que quedó englobada en el edificio. El arquitecto fue Andrea Bregno, también conocido como Andrea de Montecavallo porque por allí vivía, en el Quirinal, aunque Giorgio Vasari indica que Bramante también trabajó en algunas partes del edificio como su precioso patio.
El palacio quedó concluido entre 1511 y 1513 durante el pontificado de Julio II, perteneciente también él a la familia della Rovere. Poco después de haber finalizado su construcción fue confiscado a la familia Riario y convertido en sede de la Cancelería Apostólica. Desde entonces siempre alojará importantes oficinas administrativas.
Su enorme mole forma, con palazzo Farnese, las dos grandes manzanas del Renacimiento alrededor de Campo dei Fiori.
El palacio de la Cancillería, protagonista de la historia de Roma
Guicciardini en su obra «Il Sacco di Roma» enumera los malos presagios que anunciaron la tragedia del Sacco de Roma en 1527. Entre ellos nos recuerda que ‘una mula parió en el palacio de la Cancillería.’ En efecto, si entramos en la cercana iglesia de Santa Lucia del Gonfalone un epígrafe nos recuerda este extraño evento, anuncio de la calamidad que estaba por venir.
Más allá de esta anécdota, a lo largo de la historia de Roma este enorme palacio estuvo siempre presente en los vaivenes de la ciudad. Situado en pleno centro de Roma, de hecho era perfecto para el gobierno de la ciudad, para albergar las instituciones.
Por ejemplo, el Palazzo della Cancelleria, durante la ocupación francesa de 1798 fue sede del Tribunale. En cambio durante la República Romana de 1849, llegó a ser incluso sede de la Asamblea Constituyente. Los juristas se reunían en la gran sala del primer piso decorada con frescos por Giorgio Vasari. Pocos meses antes, el 15 de noviembre de 1848, a los pies del gran escalón del palacio, fue apuñalado Pellegrino Rossi. Era un insigne jurista encargado por el papa Pío IX de redactar una constitución liberal. La Asamblea lo esperaba, como también los Estados Pontificios, pero con su muerte el proyecto quedó truncado trágicamente.
El 30 de abril de 1849 Mazzini se dirigirá desde el Quirinale hacia el Palacio de la Cancelleria para tener un discurso ante otra Asamblea. El triunviro informó a todos que dentro de poco empezaría el ataque de las tropas francesas del general Oudinot. Poco después, el 17 de junio los juristas dejaron el palacio a causa de los bombardeos. Se refugiaron en un lugar más seguro: el Campidoglio. Sin embargo, a los dos días de promulgar la constitución republicana de Roma las tropas francesas entraron en la ciudad poniendo fin a la recién nacida república.
La piel de un palacio
Si nos situamos ante la entrada del Palacio notaremos inmediatamente dos cosas: sorprende su anchura… y la puerta no está centrada en el amplio horizonte de la fachada. Curioseando desde la entrada, nuestra mirada juega entre los arcos y columnas del precioso patio. Parece que en ellos podemos descubrir un escenario creado por Bramante. Esas gráciles columnas parecen una marca de fábrica.
En la fachada, además, destaca el cálido color del travertino en una armonía de líneas y espacios. La recorremos con la mirada hasta llegar a la esquina que apunta hacia Campo dei Fiori. Como una proa, un precioso balcón de Andrea Bregno, parece jugar con las olas de gente que se divide entre via del Pellegrino y piazza della Cancelleria.
Sala de los Cien días
Dentro del palacio, en 1546 el nieto de Paolo III, Alessandro Farnese, encargó a Giorgio Vasari que decorase el salón principal. Para ello utiliza unas interesantes perspectivas y falsas arquitecturas en las que los colores y formas hacen de cada una de las paredes espacios en los que posdemoa entrar para formar parte de varias gestas del papa Paolo III, abuelo del cardenal que realiza el encargo. Una de las escenas nos presenta el encuentro entre Carlos V y Francisco I en Nizza 1538 firmando un tratado que tendría que traer paz a las tierras italianas.
Además, en el apartamento cardenalicio se encuentra la Cappella del Pallio con relieves y pinturas de Salviati. El Salón de Estudio tiene una bóveda con frescos de Perin del Vaga. Todo un triunfo del ‘manierismo’, una corriente que sigue la ‘manera’ de Miguel Ángel pero que nos lleva de la mano hacia una forma de sentir que se desvelará en el barroco. Por cierto, se narra que cuando Vasari comentó con Miguel Ángel la proeza de realizar los frescos en sólo 100 días, gracias a varios ayudantes, el gran artista le habría limitado a responder: ‘Se nota’.
Aunque la decoración interna del palacio se realizó principalmente en el siglo XVI hubo varias reestructuraciones en los siguientes siglos. En el siglo XVIII, por su posición estratégica, albergó incluso un pequeño teatro proyectado por Filippo Juvarra. Un palacio lleno de arte y escenario de las artes como en el duelo entre Haendel y Scarlatti organizado por el cardenal Ottoboni en 1707. Ese mismo cardenal será el que nombrará a Arcangelo Corelli director de los conciertos en el Palacio. Un delicioso mundo de música barroca entre estas paredes. Será ese mismo cardenal y mecenas el que preparará la sepultura del músico nada más y nada menos que en el Panteón.
El palacio en la actualidad
Actualmente el Palazzo della Cancelleria, tras los pactos Lateranenses de 1929, es territorio vaticano aunque se encuentre fuera del Estado Vaticano (derecho de extraterritorialidad). De ahí que siga siendo sede de importantes instituciones de la Santa Sede como el Tribunale della Sacra Romana Rota, de la Pontificia Accademia Romana di Archeologia y de la Pontificia Commissione per i Beni Culturali della Chiesa.
Si bien algunas salas y una parte del patio han alojado algunas muestras, como una muy especial dedicada a Leonardo da Vinci, normalmente el palacio está cerrado al público. Se puede visitar solicitando con tiempo una visita guiada privada. Puedes escribirnos a info@enroma.com si quieres que te acompañemos en la visita de este palacio declarado Patrimonio Universal por la Unesco en 1990.