Te invitamos a entrar en Palacio Corsini, en una de las laderas del Gianicolo, en el camino entre el Vaticano y el Trastevere. Una calle paralela a via Giulia pero en la otra parte del río, la más agreste y popular.
Palacio Corsini
Un paraíso de naturaleza y arte a orillas del Tíber
En este palacio se encuentra una de las dos sedes del Museo Nacional de Arte Antigua. Entre las obras maestras de la colección de la familia Corsini que adquirió el gobierno italiano en 1883 junto con el edificio, se incluyen un San Juan Bautista de Caravaggio y el famoso Venus y Adonis de José de Ribera.
Caravaggio en Palacio Corsini
Cada vez que contemplo este cuadro me parece que estoy ante Lucio Battisti, incluso con sus patillas, y no ante un san Juan Bautista. Realmente Caravaggio ha puesto en carne viva el arte. Es casi un actor que vuelve del escenario cansado e, incluso diría, no muy contento con el éxito del público.
Yo creo que, como mi amigo Antonio, está a punto de echarse una siestecilla. Justo 10 minutos para desconectar. Apoya su bordón, se relaja un poco y ya le pesan los párpados. No es dormir, es sólo una pausa, un cerrar los sentidos para limpiarlos.
Un San Sebastián de cuerpo apolíneo, irreal en su pose, recibe los cuidados de un ángel amoroso. Otra forma de representar lo sagrado, el martirio, los cuerpos y los colores. No por nada es Rubens su autor. En este rincón rico y elegante del palacio habían colocado acertadamente este cuadro. En Roma el riesgo es el de pasar de largo. Si tus ojos van buscando los lugares siguiendo la fama, traidora como es, puedes no gustar lugares como éste. Con la inmensa alegría, además, de poder estar con calma, cerca y sin ruidos, contemplando las salas. Paseas por ellas sabiendo que la belleza es la protagonista y la función es para ti.
Jardines de Palacio Corsini
Los jardines del Palacio Corsini son un lugar maravilloso. Van subiendo hasta lo alto del Gianicolo y actualmente forma parte del Jardín botánico de Roma: plantas medicinales, árboles monumentales, plantas acuáticas… Un auténtico Edén en Roma con mi rincón preferido dedicado a las ‘euphorbias’, siempre túrgidas y sorprendentes.