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Roma es su historia. Roma es su mármol

Todos hemos oído hablar del esplendor de la Antigua Roma. En esta entrada nos centraremos en un relato muy particular de la historia antigua pero de gran importancia: hablaremos de la historia de Roma y el mármol antiguo. Hablaremos de este material porque es el reflejo vivo del poder que llegaron a tener los romanos en el pasado, desde Augusto hasta la crisis del siglo III, época en la que se considera que la gloria del Antiguo Imperio Romano comenzó a desaparecer. Explicaremos la reutilización de los materiales en las iglesias romanas del medievo y sus misteriosas formas de estilo cosmatesco hasta llegar al Renacimiento y al retorno de los papas a Roma, quienes reconstruyeron la ciudad y la convirtieron, de nuevo, en una de las ciudades más bellas del mundo.

A continuación, os presentamos de forma muy breve la historia de Roma y el mármol antiguo.

El esplendor de la antiguedad: Roma y el mármol

Durante siglos gran parte del mundo conocido se encontraba a disposición del Imperio Romano. De hecho, a la ciudad de Roma llegaban materiales preciosos de todos estos lugares. Todos conocemos el mármol de Carrrara, de color blaco y capaz de formar exquisitas obras escultóricas y arquitectónicas dignas de ver. Pero este no es el único mármol que utilizaron. Usaron también materiales de pigmentos vigorosos y llamativos.

El fulgor resplandeciente de los mármoles de colores se convirtió en todo un símbolo de estatus social. Utilizado en los templos romanos, se usó también en la decoración de residencias privadas y villas de lujo de la aristocracia para hacer entender al pueblo su grandísimo poder. Cualquiera con aspiraciones sociales y políticas hacía colocar en su casa columnas de mármol de colores como en el interior de los edificios más prestigiosos de la vida pública romana.

Entre todos los materiales que se usaron para la edificación de Roma, como amante de la luminosidad y de la viveza que desprenden los colores, quisiera destacar el mármol pórfido, que incluso llegó a ser tan valioso como el oro. El pórfido provenía de Egipto y fue construida una ruta- Via Porphyrites (de porphyrya, que significa púrpura)- tan sólo para su transporte. Su color púrpura estaba directamente relacionado con el dios Júpiter, padre de todos los dioses y protector de Roma. Era el color de la uva y por tanto también del vino, bebida muy apreciada en la Antigüedad. Su uso estaba reservado exclusivamente a los emperadores.

Las obras públicas de la era de Augusto

Bajo la hegemonía del primer emperador Augusto, la ciudad de Roma se llenó de edificios públicos capaces de mostrar al pueblo el poder sin precedentes que solo se podía conseguir a través de un Imperio. Por ello, gran parte del mármol que todavía se encuentra en la ciudad se lo debemos a las obras comenzadas por el sucesor de Julio César. Augusto fue fundamental en nuestra historia de Roma y el mármol antiguo. Entre las construcciones más conocidas de su tiempo, se encuentran las primeras termas públicas, dos teatros, un anfiteatro, una biblioteca pública, y el famosísimo Panteón de Agrippa (general y yerno del emperador).

Construyó un foro con su mismo nombre en el empeño por legitimar su poder personal. Además, presentó el nuevo régimen imperial como una continuación natural de la historia de Roma. Tal fue la magnitud de sus edificaciones que él mismo concluyó:

«Encontré Roma como una ciudad de ladrillo y la dejé de mármol»

Caída del imperio Romano y la reutilización del mármol en las iglesias romanas

Con el Edicto de Tesalónica de 380 d.C el cristianismo se convertía en la única religión oficial del Imperio romano. Este acontecimiento fue fundamental para que los templos y todas aquellas estatuas dedicadas a divinidades romanas  y emperadores divinizados cayeran en desuso y se convirtieran en material totalmente inutilizado. Aunque ya no llegasen materiales de todo el mundo, esto no supuso el fin de la historia de Roma y el mármol antiguo.

Por ello, y por la necesidad de materiales para la construcción, se transformaron algunas de las esculturas marmóreas en cal viva para su uso en nuevos edificios. Por fortuna, algunas columnas de mármol en vez de ser eliminadas fueron simplemente reutilizadas en las basílicas. Gracias a ello, las iglesias medievales de Roma se convierten en un auténtico espectáculo. En sus columnatas antiguas podemos encontrar una columna de forma jónica, otra corintia, otra compuesta, otra más baja y por tanto colocada con una nueva basa…y un larguísimo etcétera.

Además de las reutilización de las columnas, en este período también se crearon nuevas formas fascinantes con el antiguo mármol. Me refiero al estilo cosmatesco que podemos ver en el pavimento de basílicas como la de San Lorenzo o San Clemente.

El arte cosmatesco y sus misterios ocultos

El estilo cosmatesco se desarrolla con la familia Cosmati entre los siglos XII y XIII con especial intensidad en la ciudad de Roma. El estilo artístico se compone de una extraordinaria gama de formas geométricas y espirales realizadas con mármol y cristales de colores antiguos. Existe una clara influencia oriental. Sin embargo,  sus formas sugerentes no tienen ningún precedente.

Durante la Edad Media el arte se uso como medio de transmisión de las enseñanzas biblicas y de la ideología que justificaba el poder establecido. El pueblo en su mayoría era un pueblo analfabeto pero que escuchaba hablar de la biblia todos los días.  Por ello, en el arte de las iglesias todo tenía un significado que la población podía entender. Las formas cosmatescas no estaban hechas al azar sino que pretendían expresar y significar ideas para los feligreses.

Las diferentes piezas del suelo formaban laberintos geométricos muy populares durante la Edad Media. Estos laberintos querían simbolizar el calvario y el sufrimiento que los fieles sentían en su largo camino hacia Dios. El suelo servía, por tanto, para la meditación. También podía servir para señalar donde se debían realizar ciertos rituales religiosos (como en el caso de la Capilla Sixtina que indica donde se arrodilla el Papa).

Con todos estos significados, la razón de ser del estilo cosmatesco que más nos deja perplejos y asombrados es su relación con la Cábala judía. La Cábala es un conjunto de círculos y formas que se unen entre sí y muestran las revelaciones divinas ocultas en la Torá. De esta forma, las iglesias medievales se vinculaban con el conocimiento arcaico que los judíos tenían de Dios.

Roma y el mármol. Vuelta del papado a Roma

Tras la caída del Imperio romano de Occidente los papas fueron la autoridad necesaria en la gestión de la ciudad. Más tarde, debido a pugnas con el poder terrenal, la hegemonía papal se fue debilitando llegando hasta casi su agotamiento en suelo francés. Por ello, el papa Gregorio XI en 1377 decide volver a Roma en un intento de restablecer la paz y de dar fuerza ideológica a su figura. Volvía a la ciudad donde estaba enterrado San Pedro y a la que fue la capital del Imperio.

La vuelta del papado a Roma supuso para la ciudad un lento retorno a su esplendor. Comenzó una campaña de restauración sin pausas para dar la imagen política de una iglesia triunfante. El papa Sixto V nombró a Roma como “el hogar de la religión cristiana” y sus palabras se tomaron como un imperativo categórico para embellecer y hacer brillar la ciudad. Así mismo, como dijo el Papa Gregorio XIII “construir es también una forma de caridad”.

Las nuevas construcciones y su relación con el pasado

Entre las obras más conocidas y relevantes del s. XV se encuentra el Ponte Sixto, que unía el barrio del Trastevere con el resto de Roma; la reestructuración del Campidoglio o el Palacio Venecia, el primer palacio renacentista de Roma. Se construyeron, además, grandes vías para reorganizar la ciudad, como la vía Giulia. No debemos olvidar la nueva Basílica de San Pedro, una construcción que habla por sí misma.

Sin embargo, de forma contraria a lo que uno podría llegar a pensar, esta época fue la peor para las obras antiguas.  En medio de esta apoteosis, se utilizó y se expolió materiales procedentes de las creaciones antiguas colocándolas en las nuevas edificaciones.  Los papas querían vincularse ideológicamente con el poder del pasado. De hecho, se dice que el papa Nicolás V, permitió que en un solo año se llevaran 2300 cargamentos de bloques de travertino y mármol del Coliseo.

El Baldaquino de San Pedro

Sin duda, el expolio más famoso es el que realizó Urbano VIII, de la familia de los Barberini, cuando ordenó arrancar las placas de bronce del Panteón. Con este bronce se construyó el baldaquino de San Pedro. De ahí, la famosa frase de “lo que no hicieron los bárbaros lo hicieron los Barberini”.

Espero que os haya gustado este breve relato de Roma y el mármol antiguo como una forma peculiar de mostraros la colosal historia de la Ciudad Eterna.

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