Los Cuatro Santos Coronados en realidad son 8 o 9. Un grupo de escultores (4 – 5) o canteros martirizados bajo Diocleciano (inicios del siglo IV) a los que se unieron más tarde 4 soldados. Los primeros los mataron por negarse a esculpir una estatua de Esculapio. Los segundos fueron condenados por negarse a realizar sacrificios a este dios.
Todo bastante nebuloso entre los textos de la antigua ‘passio’ del siglo VI y leyendas posteriores, pero que este lugar acomuna y convierte en arte, en espacios, en memorias de lo que la historia quiso cancelar. Los restos de estos ‘Cuatro Santos Coronados’ unen la devoción a unos maestros canteros provenientes de Serbia con la de unos soldados romanos depositados en las catacumbas de San Marcelino y Pedro en la zona ‘ad duas lauros’ (via Casilina).
Cuatro Santos Coronados: Fortaleza memorable
La necesidad de un espacio físico para la memoria puede conducir a estos extraños viajes, a veces cruzando mares y otras cruzando historias. Las fuentes, en este caso, las excavaciones arqueológicas de 1956, nos hablan de un primer edificio dedicado al culto en el siglo V. Luego en el siglo IX el papa León IV construye una gran basílica con tres naves. Tras su destrucción en 1084 con el saqueo de las tropas de Roberto el Guiscardo, fue reconstruida un poco más pequeña en época de Pascual II, a inicios del siglo XII.
Un poco más tarde, con el cardenal Stefano Conti, esta fortaleza-memoria que protege la gran basílica de San Juan de Letrán, se verá adornada con algunas de las escenas más hermosas de la Edad Media en Roma. Las encontramos en forma de frescos en el Oratorio de San Silvestro y en el Aula Gótica.
Oratorio de San Silvestro y Aula Gótica.
Las decoraciones del siglo XIII del aula gótica fueron descubiertas en 1996 bajo varios estratos de cal. Al igual que en Pompeya, es emocionante asistir a un mundo escondido, esta vez bajo un manto blanco, y que ahora se nos ofrece llenando nuestros ojos e imaginación con colores y significados.
Paz y colores en la isla de los Santi Quattro Coronati
Roma, hacia el 1250 es una pequeña ciudad pero llena de estímulos artísticos. Ella es la sede del papado, la nueva ciudad santa que simboliza la Iglesia que se presenta como custodia de las artes y de la ciencia, capaz de llenar el infierno dantesco pero también de indicar el camino seguro hacia el cielo. En ella encuentran sentido el paso del tiempo, fundamento las leyes y su modelo más alto las virtudes.
Y no sólo. En la Roma del siglo XIII se sigue recibiendo e interpretando la sabiduría y belleza de los paganos cuyos elementos decorativos e incluso temáticos (Mitra que mata al toro) se utilizan para iluminar la historia, las relaciones con el poder imperial de Federico II y los espacios de la nueva arquitectura gótica.
En 1423 Alfonso Carrillo de Albornoz fue nombrado cardenal de esta iglesia. Lo cito por ser otro momento importante de la vida de Roma y de este lugar. Es la ciudad que vuelve a ser sede del papado tras el destierro y las luchas entre varios papas que contemporáneamente se consideraban legítimos.
Alfonso Carrillo, de hecho, había intentado convencer a Benedicto XIII para que cediera en sus pretensiones y se concluyera la época de los anti-papas. En reconocimiento a su labor fue nombrado cardenal de esta iglesia contribuyendo al Renacimiento en Roma, a la nueva vitalidad constructiva que invade la ciudad a partir del siglo XV.
Jardín, clausura y refugio en los Cuatro Santos Coronados
Desde 1564 monjas agustinas viven en este lugar convirtiéndolo en una clausura que abre la ciudad a otra forma de entender la vida. Silencio y belleza, vida en común y en soledad como una fortaleza y a la vez cisterna en las que podemos entrar retirándonos de esa Roma ajetreada que nos rodea a dos pasos de allí, entre los arcos del Coliseo.
Memorias de mártires y de belleza. Refugio ante las calamidades de la historia. Esta isla de los Cuatro Santos Coronados sigue alzándose, a veces con sólidos muros de papel y tinta. Los siento al leer el Memoriale, diario de las monjas, en algunas páginas escritas en 1943.
«Habiendo llegado a este mes de noviembre tenemos que estar listas para ofrecer un servicio de caridad en una forma totalmente inesperada.»
De hecho, el papa Pio XII, la única autoridad que queda en la ciudad, como en los lejanos tiempos de finales del Imperio y Alta Edad Media, les pide que abran el convento a las personas perseguidas por los nazis para salvarlos de un atroz destino. Así acogen a 17 prófugos, la mayoría judíos.
Y nota también curiosa, esconden bajo la segura clausura incluso «once automóviles, incluidos los de los generales Badoglio y Tessari, y dos camiones que han dejado aquí tras el 8 de septiembre del 43. Un autotren, una motocicleta del capitán de Trapani, un triciclo y 10 bicicletas. De la hacienda Gianni hemos escondido 7 yeguas, cuatro vacas, cuatro bueyes, todas las máquinas agrícolas y los medios de transporte».
Un lugar donde se refugian bienes que al bajar las olas de la calamidad puedan volver a dar pan y belleza.
Hoy también vengo hasta los Santos Cuatro Coronados para recoger estos tesoros y seguir cultivando el arte de vivir en nuestro tiempo.
Horarios y visitas
Actualmente no se puede visitar la iglesia ni el oratorio de San Silvestro – claustro. Sólo está abierta la iglesia para la oración y el culto.
Horario de las celebraciones de lunes a viernes:
6.30 Oficio de Lectura
7.45 Laudes
9.30 Hora tercia
12.00 Rosario y hora sexta
15.15 hora nona
18.00 Vísperas
18.30 Eucaristía
Los domingos las Laudes son a las 08.00, la misa a las 11.00 y las vísperas a las 18.00.