Si Roma nació en el Palatino, el Foro romano fue su primera conquista. Desde entonces fue el escenario de su historia, construyéndose como un cuerpo que iba creciendo, sufriendo y cambiando según las épocas de la ciudad.
Desde lo alto de la colina este valle se extiende como un enorme patio. Mirando hacia las paredes del Campidoglio, a la izquierda, se encuentra su entrada natural. Una suave pendiente nos lleva hasta el río Tíber, la calle de agua que ha hecho nacer el Foro.
Este patio-valle al principio era un lugar de paso. No invitaba a quedarse en sus charcas y humedales. Alojaba, además, un pequeño cementerio que quedaba fuera de la ‘Urbe’ inicial, la ciudad cuadrada del Palatino.
Estando en la base de la colina Capitolina, la altura defensiva por antonomasia de la joven Roma, vio la lucha contra los sabinos en los albores de su historia y el campamento de los temibles galos.
Cuando la pequeña Roma atravesó el río hacia el Janículo se hizo grande. Se hizo constructora de puentes y creció en la otra orilla. El patio se convirtió en una habitación, un gran salón central para los encuentros, para conquistar a los pretendientes o declararles guerra. Al otro lado de la entrada quedaba ya el Mediterráneo.
Encontrarse en el Foro Romano
El foro romano era un Auditorium. Un lugar donde se organizaban lecturas públicas, donde se iba a escuchar a los oradores, en donde se asistía a los juicios o se comerciaba. Del ‘patio’ en donde se hacen reuniones de la pequeña comunidad o se escuchan chismes pasó a la gran plaza en donde se leían las noticias de todas las provincias del Imperio. Y se quedó pequeño, ampliándose en época Imperial con otras ‘plazas’ que pasaron a ser los Foros Imperiales.
Vivir en Roma, sobre todo a partir del s. I a.C. era todo un lujo. Más de 182 días de fiesta oficiales, espectáculos, distribución de víveres. La frase de Juvenal ‘panem et circenses’ era la afortunada condición de los romanos. Además de los grandiosos espacios del Coliseo y el Circo Máximo, el Foro Romano era el lugar preferido para los encuentros cívicos: entre políticos, hombres de negocios, gobernantes y pueblo llano, curiosos y oportunistas, viajeros o esclavos. No por nada en el Foro se encuentra el ‘Umbilicus Urbis‘, de un cuerpo que se extendía desde el Finis-terrae hasta el Tigris.
Entrada foro romano
Hemos preparado una entrada de nuestro blog con toda la información actualizada sobre las entradas para visitar el Foro Romano. Recuerda que el Foro se puede visitar desde las 08.30 de la mañana pero por la tarde cierra 1 hora antes del atardecer, cambiando, por tanto, a lo largo del año (vid. horario del Coliseo y área arqueológica). Además, la entrada en el Foro Romano incluye también la de la zona arqueológica del Coliseo y Palatino. Por tanto, con nuestro Tour Coliseo, Foro y Palatino disfrutarás de una experiencia única dentro del Foro con guías que te representarán la antigua ciudad.
De esta forma, podrás conocer estos y otros lugares preparando tu viaje con tu Guía En Roma y luego, ya en la Ciudad Eterna, con nuestros tours.
La médula del Foro Romano
La Via Sacra era el pasillo de este patio al que se asomaban al principio las ‘tabernae’ sustituidas poco a poco por basílicas, la Curia, la antigua residencia de los reyes, la casa de las Vestales y templos como el de Antonino. Ante la Curia, el Vulcanal, santuario de Vulcano, recordaba el lugar en donde Rómulo encuentra el rey sabino Tito Tazio, reconciliándose tras la batalla provocada por el Rapto de las Sabinas.
El triunfo de Septimio Severo se convirtió en un grandioso arco, justo antes de iniciar la subida hacia el Capitolio. El Arco de Tito, en el otro extremo, forma otra guirnalda conmemorativa. Una puerta imaginaria y un espacio para celebrar el paso triunfante de los que en nombre de Roma volvían a la ciudad con victorias y riquezas.
Las piedras con sus memorias parecen contradecir las palabras del más famoso dramaturgo inglés:
«The evil that men do lives after them;
The good is oft interred with their bones» (Shakespeare, Julius Caesar, III, 2)
En el foro el bien parece sobrevivir, resurgir de entre las memorias de César mientras que las ruinas han cubierto el mal con una capa de indulgencia.
El viejo Foro Romano de Plauto
En su comedia ‘Curculius’ Plauto nos hace una magnífica descripción del Foro con su ambiente:
«Quisiera contaros en qué sitio sin mucho trabajo puedes encontrarte con ambos tipos de personajes: viciosos y virtuosos, señores y trufadores.
Quien desee encontrarse con un tipo listo a jurar en falso, vaya al Comicio; si, en cambio, quiere encontrar un mentiroso de calibre que lo busque cerca del templo de Cloacina.
Los maridos maduros, ricos y manirrotos pasan sus jornadas bajo la basílica Sempronia. En cambio los cazadores de almuerzos los encuentras en el Mercado del pescado.
En fondo al Foro pasean las personas ricas y honorables, mientras que los presuntuosos que se dan aires están en el centro del Foro, cerca de la Cloaca Máxima.
Los presuntuosos, charlatanes, correveidiles que ante cualquier nimiedad se lanzan injurias y ya con ello se nota que las merecen, están todos juntos en torno al Lago Curcio.
En las ‘tabernas viejas’ se hallan los que dan y reciben con intereses mientras que detrás del templo de Cástor y Pólux te puedes tropezar con alguno al que, si le haces caso, te irá mal.
Por último, en el Velabro encuentras: panaderos, carniceros, adivinos, los que venden al por mayor y al detalle.»
Un lugar muy especial en el Foro Romano
En pleno centro del Foro, ante la tribuna de los Rostra, se abre un espacio que esconde el recuerdo de otros tiempos, de un héroe escondido y una lección que marca la historia de Roma. Se trata del Lago Curcio. Una hondonada, una depresión que se abre como grieta que lleva hacia las profundidades tenebrosas. En ella, Roma debía arrojar su mayor tesoro como ofrenda y sacrificio para escapar al peligro de los terribles enemigos galos. Será Curcio en su caballo el que se arroje mostrando que el valor de los jóvenes ciudadanos es el mayor tesoro de la ciudad.
Hawthorne en su Marble Faun, escrito durante su estancia en Roma, interpreta así este momento de gloria y sacrificio en el corazón del Foro: «Esa grieta era solo una boca del abismo de oscuridad que está debajo de nosotros, en todas partes. La sustancia más firme de la felicidad de los hombres es una lámina interpuesta sobre ese abismo y que mantiene nuestro mundo ilusorio… Fue un tonto alarde de heroísmo el de Curcio cuando se adelantó a arrojarse a la hondura, pues Roma entera, como ven, ha caído adentro. El palacio de los Césares ha caído, con un ruido de piedras que se derrumba. Todos los templos han caído, y luego han arrojado miles de estatuas. Todos los ejércitos y los triunfos han caído, marchando, en esa caverna, y tocaba la música marcial mientras se despeñaban.»
Roma da la espalda a su Foro
Roma parece cansada. Una ciudad común. Un patio que ya no es particular. Poco a poco todos van cerrando sus puertas en un espacio sin sentido. Se convierte en un lugar en donde abandonar cachivaches, en donde crecen hierbajos. Pasa a ser el ‘campo vaccino’ el de las vacas, lugar de encuentro y desencuentro a medio camino entre los barrios de Monti y Trastevere. Allí, para dirimir causas, sobre las basílicas enterradas, vuelan pedradas.
Cuando Miguel Ángel se encarga de adecentar la plaza municipal por excelencia, la plaza del Campidoglio, hace que el palacio Senatorio mire hacia la ciudad. Roma da la espalda al polvo, tierra y huertos que cubrían su antiguo patio. Otros son ahora los intereses. La vida y el tiempo parecían haber engullido casi todo, dejando algunos bocados más duros de digerir.
El gusto por las antigüedades, una nueva Italia, nuevos imperios. Ahora el foro romano ha pasado de restos y ruinas a lugares que queremos imaginar o recrear.
El patio ha vuelto a ser meta de viajeros de todo el mundo. Queremos escuchar el eco de las viejas conversaciones, admirar cómo ese valle se fue llenando de mármoles y construcciones.
La pleamar de su historia ahora queda descubierta en esta baja marea por la que caminamos.
Si quieres una visita guiada privada en el Foro Romano con los Tours En Roma no dudes en escribirnos a info@enroma.com. Podrás también tener una hermosa experiencia como la de nuestro querido Diego a la hora de visitar el Foro Romano en un tour en grupo.
«Sobre el parasol de los pinos
sostenedores del cielo, el Arco
de Tito, Il Palatino, la alzada
trinidad columnada, las crecidas
hierbas y Santa Francesca Romana,
renovada desciende la lluvia
-vestal altiva-, y agranda
los ojos que no la esquivan.»
(Poesía de Soren Peñalver contemplando el cuadro de Ramón Gaya: El Foro con lluvia, Roma 1956.)
El Foro Romano y los Foros Imperiales
Destruyendo el antiguo barrio alejandrino durante la época mussoliniana se contruye Via dei Fori Imperiali. Se trata de una gran avenida que separa el foro de Trajano y Augusto de la parte más antigua del Foro Romano.
El 29/6/2019 fue un día muy especial. Día de fiesta en Roma y también para la zona arqueológica de los Foros Imperiales. Por fin, con un único billete, el Forum Pass para visitar el Foro de Trajano. Podremos entrar en esta zona arqueológica pasando al lado de la hermosísima columna de Trajano para luego atravesar la basílica Ulpia y el foro el de Augusto. Atravesando un túnel lleno de paneles explicativos y restos arqueológicos de las recientes excavaciones, ahora podemos pasar bajo la Avenida de los Foros Imperiales atravesando los sótanos de las antiguas casas del barrio alejandrino y acceder finalmente a la parte central del Foro y Palatino. Aquí puedes ver toda la información.
Será una ocasión para atravesar algunos lugares muy especiales en los Foros Imperiales y del Foro de César en el Foro Romano.
Domus Tiberiana
El otoño nos regala un evento único. Tras 50 años de cierre, podemos visitar las salas de la gran domus Tiberiana. Los restos de este gigantesco edificio fueron utilizados por los Farnese como base para su jardín sobre el Palatino. Iniciada por el emperador Tiberio, debe su construcción a Nerón, en contemporánea con la Domus Aurea. Su posición dominando el Foro, su extensión y la belleza de los materiales y arquitectura la hacían una de las construcciones más hermosas de Roma, el primer gran palacio imperial en la ladera del Palatino. Símbolo del poder de la dinastía Julia, sede de la famosa guardia pretoriana, lugar de deliciosos jardines, templos y un sinfín de espacios dedicados a las personas de servicio y funcionarios imperiales.
Si el Foro es una biblioteca que contiene tantas historias en piedra, este gran libro de la Domus Tiberiana, por su espacios, decoraciones y una estupenda muestra permanente, se nos ofrece como una nueva ocasión para seguir disfrutando con historias e historias de la Antigua Roma.
«En parte alguna de la Ciudad Eterna se siente la grandeza de la Roma antigua como en las ruinas del Foro Romano.»