Después de visitar la Iglesia de San Bartolomé en la Isla Tiberina, entramos en la Cripta de la Confraternità dei Sacconi Rossi, un cementerio subterráneo en forma de museo.
Grupo Tour Literario En Roma en la Isla Tiberina. Antes de entrar en la Basílica de San Bartolomé y en la Cripta de los Sacconi Rossi
Cripta de la Confraternità dei Sacconi Rossi
Cuando atravesamos la puerta principal se ven tumbas en el suelo como las hay en algunas iglesias, pero no te esperas lo que hay debajo de él. A la izquierda, bajamos por una escalera que nos lleva a una sala abovedada. Un frío estremecedor acompaña una tétrica decoración formada con huesos humanos.
La sala está dividada en dos. En la primera parte se encuentran dos muros bajos de piedra que recorren sendas paredes. En ellos, antes de tapiarlos se depositaban dentro los cuerpos. Ahora sirve para exhibir las calaveras rodeada de huesos, tanto a su alrededor como en las paredes. Al fondo de la sala, sobre un pequeño escenario hay una especie de recreación con un esqueleto vestido con la túnica de esta hermandad. A ambos lados del esqueleto se encuentran dos bancos de madera.
La segunda sala contiene un altar con un crucifijo. Apenas entramos, en la pared de la izquierda nos encontramos con un expositor con fotos antiguas donde se muestran las ceremonias y los sacerdotes y cofrades en procesión y otros rituales. Esta sala también está decorada por calaberas y huesos, pero en vez de estar apoyadas en un antiguo sepulcro, están colocadas en una especie de balda que hace de estantería.
Fotografía del interior de la Cripta
Su historia
Todo esto comenzó en 1760 cuando se fundó la “Hermandad Venerable de los devotos de Jesucristo en el Calvario y de María Muy Dolorosa en alivio de las almas santas del Purgatorio”. Esta asociación luego fue conocida popularmente como la Hermandad de los Saccori Rossi, formada por personas que podían hacer frente a los costes que tenía que afrontar la fraternidad en su misión. Esta nació para la contemplación de Jesús durante su Via Crucis y con la intención de beneficiar a personas desvalidas, en esta vida y en el más allá, con prácticas devotas. La vestimenta que utilizaban los miembros de esta hermandad era una simple túnica roja, de ahí el nombre que recibían.
En 1768 los fráiles franciscanos de la basílica de San Bartolomeo all’Isola dieron la bienvenida a esta hermandad en una ala de su convento. Pero no será hasta el 1780 que consiguen comprar una pequeña casa en la parte derecha de esta basílica para poder dedicarse con mayor eficacia a su labor. Y es aquí, en la cripta que era cementerio de los cofrades, en donde empezaron a dar sepultura a los cuerpos encontrados en el río y que nadie reclamaba. Esto comenzó a ser un cementerio pero no almacenando los cuerpos de una forma descuidada, si no más bien colocándolos de una forma decorativa.
Actualmente esta Hermandad existe aunque sin cofrades (por el momento). El día 2 de noviembre en esta cripta se celebra en un modo solemne la conmemoración de los difuntos. Una procesión muy especial conmemora a todos los “muertos de las aguas”. Varias personas con túnicas rojas y antorchas recorren la isla y arrojan al río Tíber una corona de flores en su memoria. Ese día es el único que la Cripta de la Cofraternità dei Sacconi Rossi está abierta al público.
