El Coliseo Romano fue construido para celebrar la grandeza de un imperio y de una ciudad que marcó la historia mundial. En esta página encontrarás gran cantidad de información, artística y práctica, sobre el majestuoso Coliseo de Roma: su historia, cómo llegar, los horarios, el precio de las entradas, cómo evitar las colas o disfrutarlo con nuestras visitas guiadas. Todo ello, actualizado y con detalles útiles para visitar El Anfiteatro Flavio: uno, si no el más importante, de los lugares imprescindibles que ver en Roma.
Coliseo Romano, símbolo de la Ciudad Eterna
Ahora, las cosas han cambiado y ya no hay gladiadores ni leones luchando, pero es fascinante contemplarlo. Este monumento, cada una de sus piedras, nos habla de su importancia. Construido hace 2000 años con los instrumentos técnicos de esa época sigue asombrándonos con su grandiosidad.
El Coliseo, además, ha pasado a ser el símbolo de la Roma Caput Mundi. Ya con Ovidio, al inicio de la época imperial, Roma quería mostrarse como centro del mundo. «Tityrus et fruges Aeneiaque arma legentur Roma triumphati dum caput orbis erit». (Am. I, 15, 25). El Coliseo, en la imaginación de todos, es el centro de esa «Roma triunfante mientras sea cabeza del orbe».
De hecho, nos encontramos ante el símbolo más popular y representativo de Roma, aunque no siempre fue así. Su historia está indisolublemente unida a los altibajos de Roma. Su perfil de arcos, luz y aire, el contraste de sus ruinas tan poderosas, son el perfil que identifica Roma. Una ciudad que parece rejuvenecer en su Coliseo mientras nosotros pasamos, generación tras generación. No te lo pierdas: lleva siglos esperándonos y nos acoge a nosotros, comunes mortales, igual que a Elton John, Russell Crowe o a cualquier presidente de gobierno en visita a Roma.
Además, durante el 2021 se inició el gran proyecto de reconstruir la Arena del Coliseo, aunque los tiempos para completarla sean inciertos. Se trata de una estructura que permitirá caminar hasta el centro del Coliseo, proteger los subterráneos y hacer que el Anfiteatro Flavio vuelva a ser un espacio adecuado para espectáculos actuales.
La podrás contemplar durante nuestra visita del Coliseo con Arena de Gladiadores. Caminarás sobre la estructura que te dejará suspendido sobre los laberintos (peligros y luchas) símbolos de las amenazas del tiempo, y bajo la mirada de quienes admiran, animan y reciben nuestros pasos.
Historia del Coliseo de Roma
El teatro formaba parte importante de la vida de la Antigua Roma. Pompeyo primero y luego Augusto, construyen los primeros teatros estables, grandiosos, para una ciudad en plena expansión. Un poco más tarde el emperador Vespasiano fue quien decidió la construcción del primer anfiteatro estable de la ciudad. Literalmente un teatro ‘doble’ en donde la escena elíptica se convirtiese en centro de un pequeño universo festivo. Lo quiso construir en área con un fuerte significado para la ciudad: anteriormente estaba ocupada por el enorme lago artificial que alegraba y refrescaba el gran complejo de la gran Domus Aurea de Nerón.
El Coliseo Romano – Anfiteatro Flavio fue terminado en el año 79 d. C. e inaugurado en el año 80 por el emperador Tito con unos juegos que duraron 100 días. Más tarde, fue completado en su parte superior por Domiciano, aunque en tiempos del emperador Alejandro Severo sufrió importantes trabajos de reestructuración.
En edad tardo imperial su uso quedó reducido a las ‘venationes’ (cacerías). Luego, el Coliseo en la Edad Media, tras varios terremotos que lo habían dañado seriamente, fue transformado en fortaleza. Perteneció primero a la familia Frangipane y luego a los Annibaldi. Al final, en 1312 pasó al Senado y al Pueblo Romano.
Más tarde, este gigante atravesó un nuevo período de decadencia y degrado. De hecho, en su interior se formó incluso un pequeño bosque de laureles. Sus piedras caídas fueron utilizadas como material de construcción para otros edificios de la ciudad como, por ejemplo, la Iglesia de San Agustín.
«Oblectat me, Roma, tuas spectare ruinas, ex cuius lapsu gloria prisca patet…» “Me deleita, Roma, contemplar tus ruinas; de su caída se muestra la antigua gloria” Pío II, De Roma
Su inmensa mole sirvió para imaginar también diversos proyectos dentro de esa Roma siempre en obras y recreándose. Incluso se llegó a proyectar la construcción de una iglesia dentro del Coliseo, una gran basílica con cimientos en su Arena. Sería el papa Benedicto XIV quien, al fin, consiguió tutelar el monumento consagrándolo a la pasión de Jesús. Para ello hizo construir alrededor de la arena un Via Crucis.
Si deseas profundizar, en nuestro blog puedes consultar más información sobre la historia del Coliseo.
Descripción y datos del Coliseo Romano
La fachada externa del Coliseo Romano tiene 48,5 metros de altura y es de travertino. Presenta una triple serie de 80 arcos con semicolumnas de los tres órdenes (dórico, jónico y corintio).
«¡Arcos sobre arcos! El Coliseo está aquí como si Roma, reuniendo los principales trofeos de su estirpe, quisiera levantar los triunfos en una sola mole.» (Con Byron en Italia, CXXVIII)
En los foros cuadrados que se aprecian en la parte superior se introducían los maderos que sostenían el ‘velarium’ protegiendo así a los espectadores del sol. Además de las 4 entradas principales, en cada uno de los 80 arcos del primer nivel había una entrada con su número correspondiente.
La arena era elíptica (80×48 metros) y estaba separada de la cavea por un muro y una balaustrada. La cavea era de mármol y estaba dividida en ‘maenania’ (balconadas) en sentido horizontal y en ‘cunei’ sectores circulares en sentido vertical con sus correspondientes escaleras y accesos (‘vomitoria’). En la parte más alta o tercer anillo podían asistir las mujeres.
En cambio, en los subterráneos de la arena había dos entradas monumentales (Puerta Libitinaria al este y Puerta Triumphalis al oeste). Esta parte oculta bajo la arena estaba llena de galerías y salas para las fieras y los combatientes.
Todo ello con los servicios higiénicos, fuentes y canales de desagüe para que los espectáculos que duraban días pudieran desarrollarse sin problemas.
Dimensiones del Coliseo de Roma
El Coliseo de Roma es el mayor anfiteatro construido por los romanos a lo largo de la historia.
De hecho, el eje mayor de la elipse total del Coliseo mide 187,8 metros. El eje menor mide 155,6 y tiene, por tanto, una superficie total de 22.951 metros cuadrados.
Por otra parte, el eje mayor de la Arena del Coliseo mide 79,4 metros mientras que el eje menor mide 47,2 metros. La superficie de la Arena del Coliseo es de 2.943 metros cuadrados.
Se estima, así, que el Coliseo romano tenía una capacidad para unos 67.000 espectadores. Números espectaculares que, actualmente, con el turismo, vuelven a hacer del Coliseo el monumento de Roma y de Italia que más interés y pasiones suscita.
Nombre del Coliseo
Cerca del Anfiteatro el emperador Adriano colocó la estatua de bronce dorado que Nerón había hecho construir en las inmediaciones de su Domus Aurea. Zenodoro, el artista y constructor, representó en ella al emperador con la cabeza rodeada de rayos solares.
Quizás el término Coliseo derive de este coloso de Nerón. Lo cierto es que el primer testimonio del uso de este término para el Anfiteatro Flavio lo encontramos en la obra Collectanea de San Beda el Venerable, un monje anglosajón de inicios del s. VIII.
Tours y visitas guiadas
El Coliseo de Roma es uno de los monumentos más conocidos en todo el mundo (el segundo más visitado tras la Gran Muralla china). De hecho, en el 2023 recibió la visita de más de 12 millones de turistas y todo hace pensar que en el 2024 se superará esta cifra récord. Además, el Coliseo forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y es una de Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Tenemos muchas ofertas pensadas para visitar el Coliseo con diversas modalidades. Si no quieres perderte nada y ver el Coliseo disfrutándolo, te ofrecemos nuestras palabras, experiencia y servicios turísticos. Entradas sin colas y una atención personalizada. Tanto para visitar el interior del Coliseo, en las distintas zonas de los anillos y dentro del área Arqueológica (Foro y Palatino) como en las visitas que incluyen los Subterráneos y la Arena te ofrecemos tours con todo organizado para ti.
«Júzguese si no se debe ir acompañado de un cicerone en el Coliseo, o sea, en el monumento por excelencia, que obligó a decir a Marcial: «Cese Menfis de ponderarnos los estrepitosos milagros de sus pirámides, que no se canten más las maravillas de Babilonia, todo debe ceder ante el inmenso trabajo del anfiteatro de los Césares, y todas las voces de la fama deben reunirse para ponderar este monumento.» (Alexandre Dumas, El conde de Montecristo, cap. XII). De hecho, Franz y Alberto, aprovecharán para realizar una visita guiada en el Coliseo que dejará una profunda impresión en su recuerdo:
«En efecto, no se puede formar una idea, cuando no se ha visto, de la majestad de semejante ruina, cuyas proporciones están aumentadas más y más por la misteriosa claridad de la luna meridional cuyos rayos se asemejan a un crepúsculo de Occidente.»
Visita Coliseo con Arena y Subterráneos
Vive una experiencia muy especial al visitar los Subterráneos del Coliseo, el Foro Romano y el Palatino. Grupos reducidos, visitando el hipogeo del Coliseo, los pasadizos que estaban bajo la Arena del Coliseo. Con la voz y gestos de nuestros guías especializados podrás disfrutar de las entrañas de este coloso y su historia. Visitando la exposición «Espectáculos en la Arena del Coliseo. Los protagonistas» tú mismo podrás revivir los espectáculos y sus emociones. Lugares ciertamente terribles pero llenos de interés para entender y entendernos.
Visita guiada Coliseo entrando en la Arena, Foro y Palatino. Un tour en grupos reducidos de personas entrando en el Coliseo por el acceso que da a la Arena. Podrás caminar por la parte reconstruida de la misma, por ejemplo, y experimentar cómo entraban los gladiadores en el Coliseo. Recientemente se ha inaugurado una zona expositiva en el pasadizo utilizado por los gladiadores para acceder a los subterráneos del Coliseo. Podréis visitar esta zona tanto en la visita de los subterráneos como en la que incluye la Arena.
Una actividad original y divertida que nos acerca al Coliseo como en un juego, siendo vosotros protagonistas, son nuestras visitas en el Coliseo «Buscando un tesoro». Entramos en una realidad distinta, el maravilloso anfiteatro y su mundo, para disfrutarla con la imaginación y los sentidos. Un juego para recrear el Coliseo no virtualmente sino sacándole todo el jugo en su riquísima realidad. Más grandes o más pequeños, cada uno se llevará el suyo, único y especial.
Horarios del Coliseo Romano
El horario de apertura del Coliseo varía según las épocas del año. Actualmente, abre a las 8.30 y cierra una hora antes del anochecer. Además, la reserva es obligatoria y se puede entrar solo cada 10 minutos. Los grupos podrán ser de un máximo de 25 personas.
Días de cierre del área arqueológica del Coliseo: 1 de enero y el 25 de diciembre. De vez en cuando hay grandes eventos que provocan el cierre del Coliseo para las visitas turísticas. Por ejemplo, el Via Crucis, el maratón de Roma, manifestaciones, etc. De ahí que sea conveniente que antes de programar tu visita lo consultes con nuestros calendarios del tour o nos escribas.
En cualquier época del año la taquilla cierra todos los días una hora antes del horario de cierre del Coliseo.
Entradas Coliseo de Roma
El ticket o billete 24 horas incluye el acceso a toda el área arqueológica ya que es una entrada combinada para el Coliseo, el Foro y el Palatino:
- Precio con reserva obligatoria, Entero: 18,00 euros.
- Coste de la entrada Reducida: 2 euros para ciudadanos de la Unión Europea entre 18 y 25 años y para los docentes de la UE.
- Gratis: menores de 18 años. También en este caso es necesaria la reserva.
- La entrada es nominativa, por lo que la persona que acceda al Coliseo tendrá que mostrar un documento de identidad que corresponda con el nombre indicado. De lo contrario, no podrá entrar.
- El acceso al Coliseo tiene un horario fijo que has de elegir (margen de tolerancia de máximo 15 minutos). Luego, en las 24 horas anteriores o posteriores podéis visitar el Foro y Palatino sin horario fijo pero entrando solo una vez.
- Se podrá entrar en el Coliseo cada 10 minutos.
- Hay un billete 24h Only Arena que te permite entrar en la Arena del Coliseo a horario fijo, estar 20 minutos en la Arena y luego salir sin visitar el resto del monumento. Con este billete también puedes visitar el Foro – Palatino como en el billete 24h normal y tiene el mismo precio.
- En el nuevo reglamento para visitar el Coliseo se indica que las personas podrán permanecer un máximo de 75 minutos dentro del monumento.
¿Qué incluyen las entradas?
Los billetes incluyen también la entrada (1 vez) al Palatino y al Foro Romano y foros imperiales, en este caso con acceso sin horario determinado. Además, los billetes son válidos por 24 horas. Por ejemplo, si entráis por la entrada situada junto al Arco de Tito no dejéis de visitar el nuevo Museo del Foro Romano con un recorrido expositivo que os hará recorrer la historia desde la misma fundación de Roma.
Las entradas con acceso a los subterráneos y zonas especiales como Santa Maria l’Antiqua, Templo de Romolo, Criptopórtico, Rampla de Domiciano están disponibles nuevamente. Puedes contactarnos para adquirirlas o para cualquier información sobre las normas para acceder a estos lugares que completan tu visita el Coliseo.
Recuerda que nuestro Tour Coliseo Romano realizado diariamente incluye las entradas sin colas. Todo preparado para disfrutar sin que tengas que preocuparte por nada y con un precio muy especial.
Puedes consultar también nuestra página especialmente dedicada a la información sobre las Entradas Coliseo, también en horarios especiales. Hemos preparado para ti un resumen detallado de las diversas opciones para conseguir entradas en el Coliseo Romano.
La entrada más completa
Vuelve a estar activa la entrada Full Experience que permiten el ingreso por la mañana en el Coliseo (incluida la Arena) y durante todo el día en el museo Palatino, casa de Augusto (exterior) y Santa Maria Antiqua con la rampla de Domiciano. El coste de esta entrada es de 24 euros a persona.
Además, actualmente el Parque Arqueológico del Coliseo presenta en los anillos superiores del Coliseo un evento expositivo dedicado a la Columna de Trajano. En cambio, en la parte de los subterráneos, veremos la exposición “Gladiadores en la Arena. Entre el Coliseo y la Ludus Magnus”. Se trata de una reconstrucción digital del pasadizo subterráneo que llevaba a los gladiadores desde la zona de entrenamientos hasta el interior del gran Anfiteatro, se complementa con armaduras y restos arqueológicos de la época.
Una nueva tipología de entrada muy interesante se llama 24 Only Arena. Con ella puedes entrar en el Coliseo y estar en la Arena pero sin visitar el resto del monumento, y luego puedes acceder al Foro-Palatino. Tiene un coste de 18 euros y es una buena opción para quien desee entrar más brevemente en el Coliseo.
Noticia importante a la hora de entrar en el Coliseo
Apenas se entra en el Coliseo hay un control de seguridad con detector de metales. No se pueden introducir objetos punzantes ni mochilas grandes.
Novedades y Taquillas para comprar las entradas del Coliseo
Las entradas en el Coliseo son nominativas y los visitantes tienen que demostrar su identidad. Esto, tanto para los que adquieran las entradas online como en las taquillas que pondrán a la venta una parte de los billetes disponibles. Las dos taquillas en las que los clientes individuales, sin otros servicios, podrán adquirir las entradas son:
–En via dei Verbiti/piazza del Colosseo, junto al Coliseo y el Arco de Constantino, taquilla principal.
–Largo della Salara Vecchia – ex Largo Romolo e Remo – (Foro Romano)
También podéis acceder al área arqueológica por las entradas del Palatino en Via di San Gregorio n. 30, por via del Tulliano (cerca de la Cárcel Mamertina) y el Arco de Tito.
Además, con la Roma Pass o la Archeologia card se puede entrar en el Coliseo romano saltando la fila pero tienes que reservar el horario de entrada en el Coliseo o por teléfono o en la misma taquilla, dependiendo de los horarios disponibles.
Es interesante saber que podemos disfrutar de la entrada gratuita los primeros domingos del mes, el 25 de abril, el 2 de junio y 4 de noviembre. Eso sí, no se pueden hacer reservas por lo que tendremos que armarnos de paciencia si encontramos colas.
El Coliseo y los ‘munera’ de los gladiadores
Los ‘juegos gladiadores‘ o ‘munera’ en su origen estaban en relación con las conmemoraciones por un difunto. Provienen, en forma general, de la cultura etrusca. Según la tradición empezaron a celebrarse en Roma a partir del 264 a. C. en los funerales de Décimo Junio Bruto Pera. De hecho, en estos primeros ‘juegos’ lucharon 3 pares de gladiadores. Sin embargo, bien pronto su fama se fue extendiendo y en el 183 a. C. en los juegos en honor de P. Licinio Crasso intervinieron 60 parejas de gladiadores.
Ahora bien, es durante la época imperial y dentro del Coliseo, cuando la lucha de gladiadores de convierte en un espectáculo multitudinario. Por ejemplo, en los juegos de Trajano se llegan a enfrentar 5000 pares de gladiadores. Con la extensión de los mismos por todo el imperio el significado funerario da paso a considerarlos como simples espectáculos y ocasiones de propaganda electoral o para obtener el favor popular.
Personajes que hacían grande el Coliseo Romano
Para prepararse a su dura vida con más posibilidades de éxito los gladiadores se reunían en ‘familiae’ bajo un ‘lanista’ que se ocupaba de entrenarlos y mantenerlos, subdividiéndolos según el tipo de armas y de lucha que utilizaban.
Entre los gladiadores había hombres libres condenados a la pena capital (noxi ad gladium ludi damnati) que salían a la arena casi inermes y sin entrenamiento. Otros, en cambio, eran condenados ‘ad gladium’ como condena equivalente a los trabajos forzosos. En este caso, superada la prueba gladiadora honorablemente, en muchos casos obtenían la libertad. También estos se entrenaban en las escuelas y en paridad con otros gladiadores. Asimismo, existían hombres libres que se ponían en condición de ‘auctorati’. Es decir, sin dejar de ser hombres libres ponían su cuerpo a disposición de un lanista.
Por último, existían los esclavos condenados a estos juegos o ‘alquilados’. Llevaban una vida tan dura y vigilada que los altercados y muertes eran muy frecuentes.
De hecho, Séneca tristemente observa que estos desgraciados «…edunt ac bibunt quae per sanguinem reddant…» (Comen y beben lo que luego entregarán con su sangre).
Otros espectáculos en el Coliseo
Música, coreografías, olores, gastronomía, etc., todo contribuía a la construcción de un gran espectáculo. Los combates tenían un fuerte riesgo para la vida de los luchadores pero lo esencial era contemplar una buena lucha, no necesariamente la muerte de uno de los contendientes. Estos ‘munus gladiatorium’, juegos de gladiadores, levantaban pasiones tan encendidas que suscitaron peleas muy graves entre los ‘tifosi’. Por ejemplo, en el 59 d. C. en Pompeya, los altercados entre los pompeyanos y los ‘visitantes’ de Nocera, produjo incluso muertes fuera del anfiteatro y la suspensión de los juegos durante 10 años. Podemos, así, hacernos una idea, de la pasión e importancia de estos espectáculos en la Antigua Roma.
Los combates de gladiadores continuaron hasta tiempos del emperador Honorio. De hecho, hay una tradición que habla del monje Telémaco que llega a Roma y se lanza a la arena con la intención de poner fin a estas luchas.
En cambio, otros espectáculos dentro del Coliseo como las ‘venationes’ o caza de animales siguieron hasta el s. VI en tiempos de Totila. En nuestra imaginación tenemos también los espectáculos del Coliseo llamados naumaquías. Sin embargo, se habían celebrado en pocas ocasiones y sólo al inicio de la historia del Coliseo antes de que los subterráneos del Coliseo quedaran construidos con sus muros y pasadizos. Estas batallas navales del Coliseo luego se celebrarán en la gran Naumaquía en la zona del Trastevere.
Curiosidades del Anfiteatro Flavio
¿Quién es el arquitecto del Coliseo Romano?
Con una de las maravillas del mundo, una de las construcciones más conocidas y alabadas de toda la historia… su arquitecto habrá pasado a la eternidad, ¿no? Pues lo cierto es que no. Es más, ni siquiera sabemos quién fue la mente detrás del diseño del Coliseo y de su construcción.
Poseemos solamente teorías. Lo único seguro es que fue el emperador Vespasiano el que ordenó y pensó en su creación, pero nada indica que él mismo lo diseñara. Cosa poco probable.
Como escribía el arquitecto José Laborda: «Los arquitectos son absolutamente dependientes de que alguien les haga pensar, de que alguien construya lo que han pensado y de que alguien pague lo que construyen. Pero, eso sí, cuando piensan, pueden llegar a ponerse de tal forma en el lugar de quien les hace pensar que lo superan con creces.»
Este es un caso clarísimo de cómo un genial arquitecto supo superar con su pensamiento cualquier idea de Vespasiano. De todas formas, el Coliseo llevaría el nombre de su dinastía, la Flavia, siendo el Anfiteatro Flavio. Curiosamente, la historia acabó cambiando el nombre original del Anfiteatro Flavio y ahora todo el mundo lo conoce como Coliseo.
El Coliseo y la organización de un estadio moderno
En nuestros tiempos estamos acostumbrados a ver grandes eventos con decenas de miles de personas. Conciertos, eventos deportivos, ceremonias donde es necesaria una organización casi milimétrica del aforo. Cómo organizar la entrada de los asistentes, su posición en el estadio, crear un dispositivo para desalojarlo una vez termine el encuentro o el evento… Muchos puntos que nos parecen algo moderno, de reciente desarrollo.
Pensando esto infravaloramos a los romanos. Ellos, con el Coliseo, organizaban eventos masivos con una maestría única en la gestión del público y las gradas. De hecho, ya dos mil años atrás, su sistema no se aleja mucho del que actualmente utilizamos.
Tantos arcos, tantas puertas. Puro espacio en el Coliseo romano
Cada persona tenía una entrada física que indicaba la puerta por la que debería entrar y su asiento en la grada que le correspondía.
El Coliseo contaba con decenas de puertas de entrada, así como de vomitorios que daban acceso a las gradas. Con un sistema de comunicación interna de pasillos y escaleras perfectamente sincronizado y estructurado de forma que podría ser utilizado por una cantidad enorme de personas sin crear confusiones y aglomeraciones. Eso sí, las dos puertas más importantes, estaban en los extremos del eje más largo de la arena. Se trata de la puerta Triumphalis (en la parte oeste que mira hacia el Foro) por donde salían los vencedores. Y la puerta Libitinaria (hacia San Juan de Letrán) por donde salían los cuerpos de los vencidos.
Cada puerta de acceso tenía su número. Así, cada asistente la podía localizar fácilmente y saber dónde le correspondía entrar. Para la salida, cada vomitorio conducía a zonas concretas para desalojar la parte de la grada correspondiente y que el flujo de gente por los pasillos fuese proporcional.
Esto permitía al Coliseo alojar en perfecto orden un público de más de 60.000 personas con una asiduidad enorme. En algunos momentos llegaron a celebrarse juegos durante 100 días seguidos.
Una ‘colosal’ fuente de materiales para Roma
Algo que a veces pasamos por alto al quedarnos embobados enfrente del Coliseo es que, en su época de esplendor, lucía de una forma completamente diferente. Parece extraño decirlo, pero sin duda tuvo que ser muchísimo más bonito que ahora. Pensad que, si un antiguo romano lo viese hoy en día, lo más seguro es que rompiese a llorar. Y es que nuestro Coliseo son sólo las ruinas de lo que fue el grandioso Anfiteatro Flavio.
En su origen, el Coliseo estaba recubierto de mármol, también sus gradas y asientos. En cada arco de la fachada había una gran estatua y escudos de bronce. Una cantidad de arte y materiales preciosos con un valor incalculable.
Con Roma reducida a una ciudad minúscula, llena de campos dentro de sus murallas, el Coliseo quedó abandonado. Por ello, aquel coloso en medio de los campos, en una zona periférica de esa pequeña ciudad reducida a algunos barrios junto al río, era una fuente de materiales muy golosa cuando se pensaba en construir nuevos palacios y monumentos. A lo largo de muchos siglos de la historia de Roma, aquel precioso mármol e incluso la piedra, el travertino, se quitaron de aquel lugar entonces ‘’inútil’’ para seguir construyendo una nueva Roma.
Por ejemplo, el 14 de enero de 1703 un terrible terremoto destruye bien tres arcos del Coliseo. Fue un período terrible para la ciudad. Pensad que el mismísimo duque de Oceda, embajador de España, tuvo que acamparse en los jardines Ludovisi mientras el papa Clemente XI repartía víveres y mantas. Parecía el fin del mundo. Pasado el gran susto, el papa se encontró con una montaña de materiales que le permitieron la construcción del nuevo puerto de Ripetta. De hecho, el 18 de febrero de ese año se puso la primera piedra del puerto, seguramente una piedra del Coliseo.
Si gran parte del Coliseo se conservó o para poder utilizar su gigantesca y resistente mole, durante el siglo XVII pasó a convertirse en un lugar de recuerdo de los mártires. Un lugar dedicado a la pasión, como un nuevo Gólgota, siendo Roma la nueva Jerusalén.
Un Velarium para cubrir el Coliseo Romano
Algo muy curioso sobre el Coliseo es que contaba con un complejo sistema de velas que hacía de cubierta para las gradas. Roma es una ciudad muy calurosa en verano y estar en un asiento al sol toda una jornada podía ser inaguantable.
Un equipo de marineros manejaba el sistema y desplegaban un conjunto enorme de velas de barco que formaban un protector perfecto para los asistentes. Esta cubierta se llamaba velarium y no es ningún símil o ejemplo aproximativo que fuesen velas de barcos, eso eran literalmente. De ahí el nombre de velarium y que se contratara especialmente a marineros para su manejo.
Visitando el Coliseo, en la parte alta hay unas ménsulas. Son las bases en las que se apoyaban los palos. Además, encima de cada ménsula se ve el agujero que alojaba el palo integrándolo en la cornisa. Esos palos con cuerdas eran los que sujetaban el velarium.
Ahora bien, como nos cuenta Tito Livio podía suceder que por el fuerte viento alguna de las cuerdas se rompiera y una parte del velarium ondease produciendo un ruido que cubría incluso el de los espectáculos.
¿Sacerdotisas en el Coliseo?
¿Os imagináis a unas sacerdotisas de Vesta, unas de las figuras más sagradas de Roma, acudiendo a ver espectáculos sangrientos en el Coliseo? Si vuestra respuesta es sí… estáis en lo correcto. Las conocidas como vestales eran mujeres dedicadas al culto de Vesta y que contaban con privilegios y estatus al nivel del mismo emperador. A veces, incluso más. Ellas eran las únicas personas que podían vivir en el Foro Romano y, a diferencia del resto de mujeres, no sólo podían acudir al Coliseo, sino que tenían lugares de honor.
Y sí, las sacerdotisas asistían a todo tipo de espectáculos en el anfiteatro. Para nuestro punto de vista resulta extraño. Pero no podemos comparar a un cura o una monja de nuestros tiempos con las figuras religiosas de la antigua Roma ni su sociedad con la nuestra.
Nos quedamos en lo tremendamente curioso del dato. Vestales en el Coliseo. Increíble, ¿verdad?
¿Dónde sacar las mejores fotos del Coliseo de Roma?
Está muy bien conocer la historia del Coliseo, los gladiadores, etc… pero nadie se va de Roma sin sacarle unas buenas fotos a nuestro querido ‘’Coloso’’. Como veteranos del lugar, podemos daros algunos buenos consejos.
Nada más salir de la estación de metro Colosseo (línea B), a vuestra izquierda encontraréis unas escaleras. Subiendo dichas escaleras, llegaréis a una terraza con unas vistas increíbles del Coliseo. Perfecta para sacaros una foto con él o dejándolo a él como protagonista.
Otro consejo, visitad el barrio de Monti, muy cerca del Coliseo. Además de ser un lugar precioso y de un encanto realmente único, alguno de sus callejones se asoma al Coliseo y desde ellos se pueden tomar fotos increíbles del anfiteatro.
Hablando de terrazas, ninguna le hace frente a la del Palatino. Desde allí, no sólo tendréis una vista inigualable al Foro Romano, sino que las vistas al Coliseo son unas de la mejores de la ciudad.
El Coliseo Romano como escenario de cine
A nadie le sorprende que muchos directores y artistas hayan situado sus historias en Roma y en el Coliseo. Algunos incluso, reviviendo la antigua gloria del anfiteatro y las luchas de gladiadores. Es el caso de Ridley Scott con su ‘Gladiator’, en la que podemos ver un Coliseo reconstruido por CGI y hasta a Cómodo, representado por Joaquin Phoenix, pelear en la arena como tanto le gustaba al excéntrico emperador.
Otros llevaron a los ‘’gladiadores’’ de nuestros tiempos a la arena de combate por excelencia. Fue así con ‘El Furor Del Dragón’, donde Bruce Lee y Chuck Norris tienen un apasionante enfrentamiento final en el Coliseo. Aunque, puntualizando, no fue en la arena sino en el interior de los pasillos y gradas.
Pero no, el Coliseo no es llamado a la gran pantalla sólo por su lado sangriento, de batallas y gladiadores. También por su increíble belleza y por ser uno de los monumentos más impresionantes del planeta. En ‘Vacaciones en Roma’, con Audrey Hepburn, podemos viajar con ella por Roma y maravillarnos junto a su personaje con la majestuosidad del Coliseo.
El Coliseo en la Literatura
Pedro Antonio de Alarcón, en su libro De Madrid a Nápoles de 1860, escribe:
“La luna es el sol de los que fueron, el alma de la soledad, la única compañera del olvido. Roma Antigua, vista de aquella manera, desde lo alto del Capitolio, tenía más vida, existía más en mi imaginación que la Roma moderna que se me apareció un momento después al otro lado de la sagrada cumbre.” Visitándolo en su interior, no notaba el paso del tiempo, especialmente en las noches de luna.
La visión del Coliseo a la luz de la luna, entre sombras que cubren la desnudez de sus ruinas, se queda en la imaginación con una impresión tan fuerte que parece contener más vida que el resto de la ciudad moderna. Es tal el deseo antes de llegar y la fuerte impresión al estar en él que comprendemos como Allan Poe pueda caer de rodillas, rendido:
¡Imagen de la Antigua Roma! Rico relicario
de alta contemplación, dejado al tiempo
por siglos enterrados de pompa y de potencia
Finalmente -finalmente- después de tantos días
de cansado peregrinaje y sed ardiente,
(sed de las fuentes de sabiduría que en ti están),
yo me arrodillo, transformado y humilde,
entre tus sombras, y así me empapo hasta el alma
con tu grandeza, tu horror y gloria!
(Edgar Allan Poe, poesía dedicada al Coliseo)
El monumento más ‘romano’
Un cuadro y unas palabras que aparecen citadas en la Strenna dei Romanisti y que ilustran maravillosamente las emociones que siente un romano, haciendo que el Coliseo siga suscitando sonidos que nacen de lo profundo del alma romana.
Esta poesía en ‘romanesco’ dice algo así como:
«El Coliseo es una caracola
Es inútil amigo mío que acerques a ella tu oreja.
El grito del gladiador al vencer,
las pezuñas del toro,
el caudal del Te Deum,
la música del coro:
son cosas que siento solo yo.»
Y el monumento más universal
Desde los 4 puntos cardinales, de cualquier cultura o religión, quien se acerca a Roma desea entrar o estar ante la mole del Coliseo. De día o de noche, es una atracción, como un imán que cautiva la imaginación y el arte. Ya sea entre sombras como en la obra de M. C. Escher, o con los colores casi líquidos de Guttuso, en todas las épocas este Anfiteatro es símbolo universal de Roma.
El Coliseo es una colina cubierta
de perennes arcos, cipreses
plantados orillando la eternidad,
bordura que hilvana el tiempo curvo,
trazos que pasan por su cuerpo
hueco, cosido, dejando
hilos que penden de purísimo espacio
mientras la brisa los zarandea.
(Palabras de Alberto que acompañan este dibujo ‘Coliseo Romano’ de Allegra)
¿Es cierto que en el Coliseo romano sólo hay visitantes extranjeros?
Cuando los viajeros visitan el Coliseo, a menudo comentan que no hay ningún italiano. Otros dicen que han escuchado y leído que los romanos no van al Coliseo para evitar las masas de turistas. Bueno, la respuesta sería un punto intermedio.
Por supuesto que los italianos visitan el Coliseo, pero sí es cierto que, entre los millones de visitantes internacionales, son una minoría.
En cuanto a los romanos, aman el Coliseo como nadie. Pero, en su día a día y con una vida en Roma, es extraño que sus agendas coincidan con las de un viajero. Es común que los romanos hayan visitado el Coliseo en excursiones con su colegio e instituto y que, de adultos, lo hagan de nuevo alguna vez con su familia, pareja o amigos. Pero aun así es algo extraordinario. Igual que cualquiera en su ciudad no va a su catedral o a su monumento estrella cada fin de semana. A lo mejor se va 4 o 5 veces en toda una vida… o ni eso. Algunos no llegan ni a ir, pues al vivir allí, sienten que es como si lo hubieran visitado un millón de veces.
Los romanos tienen la suerte de que, en su caso, el monumento de su ciudad es nada más y nada menos que el Coliseo, una de las 7 maravillas del mundo moderno. En cierta manera podríamos decir, con palabras atrevidas pero ciertas, que es el lugar de Roma a donde puedes acudir para CurArte el corazón.
EL Coliseo Romano en dibujos
Artistas famosos o desconocidos, mujeres y hombres de toda edad y proveniencia, sienten la tentación de coger cualquier instrumento posible para realizar un dibujo del Coliseo romano. Es una experiencia que surge de la maravilla ante sus proporciones, ante su presencia que se nos impone. No bastan las palabras y nos gustaría ser un buen pintor o volvernos niños que sin palabras empiezan a dibujar, a apropiarse del mundo en pocos trazos. Tenemos así en nuestras manos un Coliseo romano en dibujo, más allá de su calidad, es la expresión de un momento que quedará en líneas, pero sobre todo en nuestro recuerdo.
Por cierto, aunque este dibujo puede ser ilustrativo, no se sabe con seguridad cuál era el gesto que indicaba la muerte o la vida de los combatientes en el Coliseo. Sin embargo, en nuestra imaginación (y ahora también en las redes sociales) el pulgar en alto, es signo de vida, de que todo está bien.
Para seguir disfrutando de dibujos como éste, no te pierdas nuestra guía divertida de Roma… Aquí te mostramos el Coliseo Romano visto por un niño.
Noticias Coliseo Romano
CONFORME LAS NORMAS DE SEGURIDAD, QUEDA PROHIBIDO ACCEDER AL COLISEO CON MOCHILAS O BOLSOS DE GRAN TAMAÑO. Es necesario, además, pasar por un detector de metales. Asimismo, está prohibido acceder con latas o botellas de cristal. No existen consignas ni depósito de equipajes dentro del Coliseo.