La Colina de Celio es una de las siete colinas de Roma. Prácticamente pegada a la colina primordial, el Palatino, y muy cerca del Coliseo, la Colina de Celio conserva una calma inaudita para un lugar tan acercado a dos de los atractivos turísticos más visitados de la ciudad.
Una colina llena de tesoros y paz
Siendo uno de los lugares especiales frecuentado por los más curiosos de Roma y los propios locales, el Celio nos ofrece rincones y edificios preciosos que merece la pena visitar. Os aconsejamos algunos que os sorprenderán y que, aún conociéndolos, siempre vale la pena volver.
Basilica dei Quattro Santi Coronati
La basílica de los Cuatro Santos Coronados es una de las joyas ocultas en la Colina de Celio. Pese a lo que nos pueda parecer por su nombre, coronados en este caso significa martirizados. La basílica fue dedicada a cuatro mártires condenados por negarse a adorar a un dios pagano. La basílica es en realidad todo un complejo medieval que data del siglo V. Pese a su imagen desgastada en lo externo, su interior nos regala una enorme belleza sobre todo en sus pinturas a fresco de líneas y colores riquísimos.
Colina de Celio: Santo Stefano Rotondo
La basílica de Santo Stefano Rotondo es una de las más especiales y curiosas de Roma. Con un diseño circular y toda una colección de frescos decorando sus paredes. Precisamente su planta circular la distingue en todos los sentidos. También en el histórico siendo la iglesia de planta circular más antigua de Roma.
En su interior tenemos la sensación de tener dos plantas circulares, ya que su centro vuelve a ‘’cerrarse’’ con otro precioso círculo de columnas que le da una imagen única. En sus paredes, sus 34 frescos representan martirios realizados a los cristianos. Y no sólo los representa sino que los explican con notas. Qué tipo de martirio se realiza y quién lo realiza.
Últimas excavaciones han descubierto un mitreo bajo la basílica, donde bajorrelieves indican un lugar de culto a Mitra por parte de antiguos romanos.
Iglesia Santa Maria in Domnica
En la iglesia de Santa Maria in Domnica tenemos de nuevo un edificio diferente de Roma. La iglesia fue renovada en el siglo XVI por el papa Leon X, miembro de la familia Medici de Florencia, por lo que le dio al edificio una imagen algo florentina. Lo vemos, por ejemplo, en sus columnas toscanas. En su interior destaca sobre todo su ábside minuciosamente decorado.
Basílica de San Juan y San Pablo
Descendiendo de la Colina de Celio hacia el Palatino, nos topamos con la basílica de San Juan y San Pablo. Un rincón de paz con una historia larguísima, que se remonta al siglo V. En la colina, junto a la basílica se forma una pequeña plaza que nos da una impresión de observar casi una doble fachada con la basílica y su altísima torre del campanario. El interior, como en Santo Stefano Rotondo, y las casas romanas del subsuelo son lugares que se quedarán en tu memoria.Una auténtica isla en el Celio.
Colina de Celio: Clivus Scauri
La Colina de Celio, como decíamos inicialmente, es una de las siete colinas de Roma. Por tanto, estaba conectada con el resto. La más cercana es el Palatino y, para unir ambas colinas, los antiguos romanos tenían una calzada llamada Clivus Scauri. Una calle que ha llegado hasta nosotros incluso con su mismo nombre y que es utilizada día a día por los romanos actuales.
Bajando hacia el Palatino desde el Celio, concretamente al lado de la basílica de los Santos Juan y Pablo, atravesaremos unos magníficos arcos que ‘’cubren’’ el Clivus Scauri dejando un paisaje increíble. Y bajo la basílica, otro mundo maravilloso nos espera pudiendo entrar en los espacios de las Casas Romanas del Celio.
Iglesia de San Gregorio al Celio
Ya casi dejando la Colina de Celio al final del Clivus Scauri esta colina nos ofrece otra de sus maravilla con la iglesia de San Gregorio al Celio. Casi tímida, la iglesia parece esconderse de la via principal que une el Circo Máximo con el Coliseo, la única que separa el Celio del Palatino. La iglesia, con una fachada gris, parece volverse blanquísimo mármol con el brillo que gana en los días de verano, está precedida por una escalinata. Subiendo un poco más su altura como si quisiera asomarse al meollo del Circo Máximo pero queriendo mantener su rincón de paz en la Colina de Celio.