Escribo esto el 21 de abril de 2020, en Roma. Fecha especial para una ciudad especial. Una ciudad que, como aldea, fue fundada por el legendario Rómulo un día como hoy hace 2773 años. La llamamos ‘la ciudad eterna’ asumiendo la grandeza del imperio romano, relacionándola a una ciudad que muchos años atrás dominó el mundo. Es en estas fechas donde reflexiono y pienso que incluso ese ‘’ciudad eterna’’ se queda corto. Roma es eterna porque sencillamente… tiene 2773 años.
Esa ciudad en la que pensamos cuando nombramos a la ‘ciudad eterna’ no murió. Roma no se acabó con la caída del imperio, cayó sólo el imperio. Roma siguió, Roma sigue. Hoy vivo en la misma ciudad en la que vivió Julio César, observo paseando por en el centro la misma colina en la que Rómulo mató a Remo, visito los mismos templos que visitaba Adriano. Roma es eterna. Así de eterna.
Es una suerte poder hacerlo día a día y soy consciente de lo mucho que desean conocerla como yo todos los que llegan a Roma. Si este es tu caso, te recomiendo nuestro tour Coliseo, Foro Romano y Palatino para descubrir todas estas bellezas e historias sobre la Antigua Roma.
Un cumpleaños en cuarentena
Este es un cumpleaños extraño incluso para ella, pues aunque ha vivido de todo y una pandemia no es una excepción, Roma está acostumbrada al cariño de su gente y al de millones de visitantes que a diario la fotografían y la alagan con sus miradas y palabras. Hoy, nuestros ‘’felicidades’’ le llegan desde balcones, terrazas y ventanas. Desde el mío pienso en ella y, contento, descubro cómo aun sin estar por sus calles, sin visitar uno de sus miles de rincones, me sigue sorprendiendo.
Es curioso como viviendo aquí e incluso como visitante, a menudo nos olvidamos de dónde estamos, por dónde caminamos. La imagen y la idealización que tenemos de Roma es tan grande que, por culpa de su propia belleza y su riquísima historia, a veces nos desborda. Asumimos con normalidad lo increíblemente bonita que es y su importancia. Pasamos entre sus monumentos durante un tour de Roma, de camino al trabajo, a tomar algo, a ver un partido… como si hacer ese recorrido por la misma vía que hace 2000 años recorrían también los antiguos romanos fuese algo habitual. Romanos… ¡cómo nosotros! Es difícil de asimilar.
Vivir en una ciudad eterna
Yo personalmente, cada vez que voy a hacer la compra veo una pirámide con más de dos milenios construida como última morada de un magistrado romano. Me pongo a pensar en estos hechos, en estas situaciones con las que nos encontramos a diario y no dejo de maravillarme. De verdad hablamos de los mismos lugares, las mismas calles, las mismas murallas, las mismas fuentes, la misma agua, las mismas piedras… la misma ciudad.
Ahora, esperando en nuestras casas, vemos Roma desde las alturas y este punto de vista facilita estos pensamientos. 2773 años… ¿cuántas cosas habrán pasado en frente de mi casa, adonde ahora miro? ¿Cuántas veces habrá cambiado el paisaje? ¿Qué construcciones se habrán levantado y habrán caído hasta llegar a mí, aquí y ahora, apoyado en esta barandilla en una 5ª altura de un moderno edificio? ¿Cuántos emperadores habrán pisado el suelo que ahora es mi portal? No parece real… que sea el mismo sitio. Pero lo es. Es Roma. La ciudad, al igual que la respuesta a todas mis preguntas es tan sencila como compleja: eterna.