‘No fotos’ ‘Silencio, por favor’ se escucha en todas las lenguas. El acceso a la Capilla Sixtina, tras las estrechas escaleras, no es muy acogedor. Entras en fila, sin poder pararte hasta que encuentres un pequeño espacio de pie bajo la gran bóveda. Por tanto, lo primero que aprecias en la Capilla Sixtina es el suelo para ver dónde pones los pies, siguiendo el movimiento de la fila instigada por los vigilantes. No puedes parar ni mirar alrededor, atento, para que el flujo no se interrumpa. Y, sin embargo, es una de las maravillas, uno de los lugares que ver en Roma y que todos esperamos.
Siguiendo a nuestro guía en una fila enorme y variopinta, llegamos a la Capilla, la tan esperada y Sixtina, símbolo de Roma como paraíso del arte.
«Si la vida eterna, la gloria y el cielo fueran
lo que Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina
el mundo sería arte y belleza y no vida y comedia.
Tanta gente allí en las alturas como turistas abajo.»(Roma, Manuel Vilas)
Aunque los guías no puedan dar explicaciones, ellos son los únicos mudos. El rumor de la gran cantidad de gente que hace comentarios te rodea. Además, es inevitable que tantas personas -para las que la mirada y la memoria no bastan- saquen los móviles y hagan fotos. Entonces, con furia, surgen auténticas admoniciones tronantes: ‘he dicho, no fotos, ¿entendido?’
Evitar las colas en la Capilla Sixtina
La Capilla Sixtina se encuentra en el interior de los Museos Vaticanos. De ahí que observe los mismos horarios de apertura y cierre. Esta Capilla es, por así decirlo, el arca de sus tesoros. Por tanto, si estás buscando información sobre las entradas en la Capilla Sixtina, lo que tienes que hacer es comprar el billete para acceder a los Museos Vaticanos o mejor aún reservar nuestra visita guiada Vaticano y Capilla Sixitna.
Información para visitar la Capilla Sixtina
Entradas y precios:
Horarios:
Dias de cierre:
En la misma zona:
Cómo llegar:
–En Bus: 49, 32, 81, 982 (Piazza del Risorgimento 5 minutos a pie), 492, 990, Via Leone IV / Via degli Scipioni (5 minutos a pie)
–En Tram: 19, Piazza del Risorgimento
-Con nuestro servicio Traslados en Roma
EnRoma Originales
Tours ideados, organizados y realizados totalmente por nosotros desde Roma, sin intermediarios. Garantía de calidad y originalidad.
Si quieres hacer tu propia experiencia personalizada con un guía privado te ofrecemos también nuestra visita guiada privada en la Capilla Sixtina y Museos Vaticanos.
La capilla dedicada a María: entrañas de mujer, de madre.
No es una casualidad que la Capilla más famosa del mundo esté dedicada a María. En su forma, construida según lo más santo de lo santo del Templo de Salomón, y en sus imágenes contiene una letanía de piropos a ella. Los colores, las formas, las pinturas son los cantos de una madre que acompañan la gestación anunciando a su criatura. Con su voz forma una ‘Oh’ de sorpresa, esperanza y maravilla como la vida en la que está sumergida. María de la O podría ser el nombre de esta capilla.
Aquí encontramos personas que, por su edad, parecen no vivir ya el presente de los que cuentan. Este es el refugio de la memoria y también del futuro. El lugar de espera y de diálogos entre lo que fue, lo que es y será. La línea de palabras que va desde un momento inicial sin tiempo hasta el momento final en el que el tiempo termina.
Para hablar de un hombre, Jesús, es necesario entender que su tiempo comienza con María. Para poder iniciar su vida, como todos, no coge ni aferra, recibe. Todo lo que se había hecho -luz, animales, seres humanos, alianzas- fue hecho para que en ella culminase una historia que encarna la de todos. Y, como la de todos, su Navidad es una alegría escondida aunque luego se convierta en inicio de un tiempo nuevo.
De ahí que la historia antes de ella se pueda ver como profecía -profetas y sibilas a coro- y surja de ella luego como camino que es una convocación. Esto presupone que haya un inicio y un fin, no sólo en cada persona sino en toda la historia. La bóveda de la Capilla Sixtina contiene el inicio, la primera luz, la Creación de Adán. Y al final, en la pared, el último fresco de Miguel Ángel que representa también el final de la historia.
Al mismo tiempo, es necesario que exista una trama que una paso a paso esa historia, comenzando cada vez por una mujer. Ginearquitectura.
El «diseño» de la Capilla Sixtina
Quizás por ello yo llamaría matriz a este pequeño espacio en comparación con la contigua basílica de San Pedro. El contraste entre los colores, materiales y arquitectura de la Capilla Sixtina y de la contigua basílica de San Pedro es muy fuerte e ilustrativo. Dos mundos, dos épocas, cercanas y tan distintas en su significado, incluso externamente. Se ve muy bien desde el ‘jardín secreto’ y lo notó con precisiones geométricas M. C. Escher.
En la Capilla Sixtina no se habla del ‘Tu es Petrus» sino de Eva, María y la iglesia, los convocados. Las tres están ilustradas en una etiqueta de formas y colores: la letra pequeña. De hecho, podemos apreciar claramente la procedencia, construcción y fecha de caducidad de este producto llamado historia identificado con vidas concretas. En medio del caos, fortuna o desesperación, podemos contar con un diseño.
En este espacio no nos encontramos con un Panteón ni un Olimpo con dioses familiares fuera del tiempo, jugando caprichosamente con sus super poderes. La historia de este Jesús que algunos reconocen como Dios está unida a la de un abuelete, a una bisabuela, etc. Una genealogía con retratos de quienes, con su pobre carne y tiempo, lo unen a la primera locura que destruyó la soledad con una palabra. Y allí están. Como Zacarías, los podemos encontrar, más o menos escondidos, al final de los tiempos.
Por una parte, lo que ves ilumina tu conocimiento pero también se comprueba que ‘se ve sólo lo que se sabe’. Contradicciones necesarias. Curioseamos, pues entre tantos personajes y elementos: ‘Dei arcana inspicere’. Contemplamos en la Capilla Sixtina los misterios de la historia en la que según la visión judeo cristiana se mezcla lo divino y lo humano, lo más espiritual con las necesidades más corporales. La gestación de esta mezcla es el tiempo de la espera.
El gusto en los ojos
En la pared de la izquierda Moisés viste el manto verde de la esperanza. Es una espera y un cultivo ‘biológicos’ de frutos costosos y luchas acres, de respeto a la naturaleza de las cosas: a la aridez del desierto y la dureza del corazón.
En el tiempo y los intercambios nutrientes de la naturaleza está el sabor. Aunque pueda parecer lento, anticuado y rígido, el cultivo sabroso es el que tiene en cuenta la naturaleza de las cosas. Tenemos siempre tantas ganas de intervenir. Queremos que prevalezcan nuestras decisiones sobre la realidad, en el mejor de los casos pensando de mejorarla. En nombre de la libertad en vez de fortalecer los procesos y defenderlos en lo posible, a veces nos cargamos -dejando sin futuro una historia- el tiempo y la naturaleza. Pretendemos así la perfección, lo que consideramos que sea adecuado, y queremos incluso eliminar lo que no nos conviene o lo que nos recuerda nuestros límites.
Aquí no. La historia manchada de rojo, en su carne cortada, en sus alianzas para sobrevivir, aparece casi desnuda, con ligeros paños que no son los de Daniele da Volterra sino la interpretación alegórica. Cultivar y respetar, difícil equilibrio.
Con la luz se ve
En la pared de la derecha la esperanza llega a ver la luz. Jesús tiene siempre un manto azul. La historia continúa, ahora colorada, con una luz nueva en intensidad y tonos. La historia se anuda en cada generación para que la luz venga entregada. Una antorcha para poder iluminar el pasado y diseñar el futuro. Se sigue trenzando esa cuerda formada por tantos hilos.
Tan fuerte es la participación en la historia, que incluso las luchas permanecen. Es entonces cuando tantos buscan la alegoría. Se encuentra así un significado espirtual que va más allá de la letra. Lugares como la Expositio super septem visiones libri Apocalypsis han ofrecido a los artistas ojos nuevos para contemplar la historia.
Con esta mirada, por ejemplo, la zarza ardiente es imagen de María: manifiesta a Dios y al mismo tiempo permanece intacta. No por nada Sixto IV, el papa franciscano que determina la construcción de la Capilla Sixtina, es el mismo que defiende la Inmaculada.
El mismo Moisés es alegoría de Jesús. De ahí que la cesta que lo lleva hacia una nueva vida pase a ser otro símbolo de María. Por otra parte, Moisés es también alegoría del papa, conductor del pueblo pero que tiene que descalzarse y obedecer. No en vano para la tumba de Julio II en San Pietro in Vincoli Miguel Ángel consigue realizar su maravilloso Moisés.
La alegoría funciona como un nuevo nacimiento. La vida nueva asume la historia de esa carne con la novedad de la diversidad. Esa diferencia de hombres y mujeres puede ofrecer novedad, como garantía de vida renovada. El cuerpo de letra tiene un alma nueva, hija de otros ojos que miran con otra luz vestida de rojo pero recubierta con un manto azul.
Titanes y hombres en la Capilla Sixtina
Para Rafael Sánchez Ferlosio estas figuras del Juicio Final le recordaban a culturistas o personajes de un gimnasio. No le gustaban.
Quizás porque era un titán de trabajo, Miguel Ángel representa la humanidad con cuerpos monumentales. El torso del Belvedere, esa maravillosa escuela de esculturas, será el arquetipo del cuerpo lleno de poder y vida en movimiento. A mí me parecen cuerpos hinchados tras haber vencido la historia, que casi asustan.
Sin embargo, no hemos de olvidar que antes de que Miguel Angel pintase el juicio universal en la pared había un fresco del Perugino. En él aparecía María (Inmaculada – Asunta) con los apóstoles y dos escenas a los lados: el pequeño Moisés dejado en el Nilo y el nacimiento de Jesús. Ahora María está al lado, no interviene en el trabajo de un Jesús titánico y hermoso como un Apolo. Parece que los humanos, al final de la historia, seremos dioses. Pedro, con sus llaves ya inútiles (no tienen el aro con el que poder girarlas) es un gigante, un hércules.
Pasó una tarde y llegó un día nuevo, medio siglo después. Una nueva generación. No sólo se reviven los episodios de la historia antigua con sus miserias y portentos, sino la representación actual de esa historia, de los cuerpos en el tiempo que pasa. Tanto es así que María con otro Miguel Angel, el Caravaggio, podrá tener el rostro de una cortesana, Lena. Pedro, entonces, será un viejecillo, con la única fuerza de la silenciosa resistencia.
Siguen siendo héroes, pero en los que podemos encarnarnos con nuestras historias y debilidades. Nuevos protagonistas en el teatro del barroco del que también formamos parte. Iguales a nosotros que somos tan distintos, cada uno hijo de su padre y de su madre.
Una llave abre una puerta de la Sixtina teniendo en frente el Juicio Universal. Una llave cierra la Capilla Sixtina para que junto a esa puerta, una estufa, sea la que eleve señales de humo anunciando, como el lloro del recién nacido, que la historia de Pedro, igual que las nuestras por herencia, sigue por elección.
Poesia Pérez Galdós
«La contemplación de la Capilla Sixtina y singularmente de su incomparable techo confunde y anonada. Es una de las obras más asombrosas que ha producido el ingenio del hombre, una verdadera creación en el sentido más concreto de la palabra. En ninguna de las obras de Miguel Ángel se ve, como aquí, el poder de su ingenio robusto, en el cual parece que se aúnan milagrosamente el paganismo y la fe cristiana. Es la más hermosa página teológica que se ha compuesto en honor del dogma, y todas las literaturas de los Santos Padres palidecen ante esta inspirada composición simbólica. Arquitectura, escultura y pintura forman conjunto estético de tanta hermosura que la vista fascinada no puede apartarse de la composición.
Las sibilas y profetas, sirviendo como de marco a las representaciones del Génesis y destacándose por el vigor de los escorzos y la atlética musculatura, nos presentan los asuntos bíblicos con más energía que la Biblia misma. Es una ilustración que casi supera en majestad y grandeza al texto mismo.»
(Pérez Galdós)