Los arcos del triunfo son un elemento muy utilizado por los antiguos romanos para celebrar una victoria bélica. Un monumento que se erigiría en una de las principales calles de la ciudad para que el emperador victorioso pasase bajo su bóveda. No sólo un marco del paseo triunfal sino una pieza inmortal donde, esculpidas, sus hazañas en la batalla y en la historia de Roma quedarían para siempre. En Roma, no todos los arcos del triunfo han durado para siempre. Pero sí nos han llegado algunos que, todavía hoy, recuerdan las gestas de los emperadores y embellecen la ciudad de Roma.
Momentos efímeros como son todas las victorias, querían convertirse en memorias perennes. Y con el vencedor era toda Roma la que festejaba cada vez que se pasaba bajo su sombra. Victorias, conquistas, que eran motivo de riqueza y orgullo para los habitantes de la Urbe pero también el signo de cómo el poder se imponía -y se impone en muchos casos- con la destrucción y sumisión de tantos pueblos.
Arco de Tito
El más antiguo de los arcos del triunfo conservados en Roma es el Arco de Tito. Dentro del Foro Romano, el Arco de Tito es una de las cimas del foro, coronando la subida hacia el Palatino y visible desde la Via dei Fori Imperiali.
Este arco del triunfo se levantó en Roma en el año 80 d.C. formando parte de la Via Sacra. Un monumento en honor al emperador Tito, hijo de Vespasiano, por sus victorias en Judea. Tito sería además quien inaugurara el Coliseo Romano en ese mismo año.
Tito tuvo un papel importante en el devenir de Roma. Pues, en medio de una guerra civil, él y su padre se encontraban en una campaña militar en Judea, asediando Jerusalén. En este contexto, Vespasiano fue declarado emperador por sus tropas y se abrió paso con su ejército hacia Roma para tomar el poder.
La situación en Judea era clave y delicada, así que Vespasiano confió a Tito la campaña en solitario. El sucesor de Vespasiano arrasó Judea y Jerusalén, destruyendo el templo sagrado y obteniendo uno de los mayores botines de guerra que vio Roma. Las secuencias de esta guerra se muestran en el Arco de Tito.
Por cierto, el Arco de Tito es una de las paradas estrella de nuestro tour Coliseo, Foro Romano y Palatino. No sólo eso, sino que en el tour visitaremos los 3 arcos del triunfo más importantes de Roma. Habiendo hecho múltiples veces esta visita, te recomiendo que no te lo pierdas si viajas a Roma. Aunque, mi arco preferido y que también vemos en el tour, es el que te explico a continuación.
Arco de Septimio Severo
El Arco de Septimio Severo, también en el Foro Romano, a escasos metros de la Curia Julia, fue construido poco más de un siglo después. En los primeros años del siglo III. Septimio Severo, como Vespasiano, accedió al título de Imperator a través de una guerra civil. En esta ocasión, mucho más sangrienta.
Pero no es esta guerra la que celebra el Arco de Severo sino su campaña contra los partos. Partia era un territorio hostil a Roma, fuera de su control desde los tiempos de Trajano. Los partos causaban continuos problemas y conflictos en la frontera oriental del impero romano. Severo, a los pocos años de haber accedido al poder absoluto, se adentró en Partia con un numerosísimo ejército. No con la intención de conquistarlo de nuevo, sino de realizar una campaña de terror y castigo sin piedad.
Una guerra sangrienta e implacable que provocó la sumisión de los partos durante generaciones. El Arco de Septimio Severo, con sus relieves, cuenta las hazañas y sucesos del emperador y sus dos hijos en esta guerra. Aunque, el nombre de uno de ellos, Geta, ya no es visible. No por la acción del tiempo sino por la de su hermano, Caracalla, quien borró a su hermano y rival de la historia.
Arco de Constantino: el más reciente de los arcos del triunfo en Roma
El último, por orden cronológico, de los arcos del triunfo conservados en Roma es el Arco de Constantino. Construido en el 315 d.C. y, esta vez sí, sobre la Via Triunfalis.
De nuevo, el tercero de los arcos del triunfo en Roma tiene que ver con una guerra civil. En una Roma ya muy dividida, en decadencia, donde el imperio ya se repartía en 4 zonas diferentes. Constantino fue el último gran emperador de Roma, cuando ya parecía que Roma no volvería a ver a otro. Pudo declararse emperador único y unificar todo el imperio bajo su figura al derrotar al último de sus rivales, Majencio, en la batalla del Puente Milvio, en el 312 d.C.
Una batalla representada no sólo en el Arco de Constantino para celebrar su triunfo sino por cientos de artistas a lo largo de la historia. Uno de ellos Rafael con su espectacular fresco en las Estancias de Rafael, en los Museos Vaticanos.
Pues la batalla no sólo cambió el rumbo de Roma sino del cristianismo y de todo el mundo occidental. Ya que Constantino, pagano, utilizó el símbolo de la cruz cristiano en el enfrentamiento por un sueño que tuvo días antes del mismo.
En el arco, podemos leer la inscripción ‘’Constantino inspirado por la divinidad ha liberado al estado del tirano’’.
Visitar los Arcos de Triunfo
El Arco de Constantino se encuentra al lado del Coliseo, como puedes ver en la foto anterior, justo antes del inicio de la Via Sacra que nos conduce hacia el Foro. Es una zona pública por lo que podréis acercaros hasta él para contemplar sin problemas sus relieves e inscripciones.
El Arco de Tito y el de Septimio Severo se encuentran ya dentro de la zona arqueológica del Foro por lo que, para verlos de cerca, tenéis que acceder a esta área. Puedes ver toda la información sobre entradas y horarios en nuestra página dedicada al Foro Romano.
Ahora bien, me permito aconsejaros que participéis en nuestra visita guiada en el Coliseo, Foro y Palatino pues durante el recorrido podréis visitar estos 3 arcos con las estupendas explicaciones de nuestros guías. ¡Toda una experiencia En Roma!
Otros Arcos Conmemorativos
A la hora de visitar los Arcos de Triunfo de Roma no podemos olvidarnos de otros menos famosos pero llenos de belleza. Dos de los más importantes se encuentran en el Foro Boario, en el Velabro. Se trata de Arcos para recordar momentos importantes, para festejar no precisamente triunfos pero sí favores recibidos. Así, el Arco degli Argentari fue un regalo de los plateros que allí cerca tenían sus bancos.
Surgen también en la ciudad como puertas protectoras, como en el caso del llamado Arco de Jano. Una encrucijada de caminos que quedaban bajo la protección de quien abría épocas, tiempo y ocasiones, sin perder de vista lo pasado.
De algunos arcos, como el de Augusto en el Foro, sólo quedan las bases, pudiendo imaginarlo sólo por las monedas que lo llevan grabado. Otros, como el de Dolabella, en el Celio, nos sorprenden como entradas a un mundo encantado, silencioso, recuerdo de una antigua puerta Querquetulana, base para el paso del agua. Un arco que se convierte en puerta y acueducto. Otro, siempre puerta y acueducto pero más reciente, es el de Sixto V, muy cerca de Termini.
Como veis, en muchos rincones de la ciudad nos podemos encontrar con estos arcos como hermosas sorpresas. Una de ellos, cerca de Santa María la Mayor, lo encontramos escondido como puente tendido entre dos paredes. Se trata del Arco de Galieno, antigua puerta Esquilina.
Hacer un recorrido para visitar estos arcos te llevará a bonitos descubrimientos, a entrar en la ciudad, en sus calles, en barrios encantados como el Coppedè, pasando bajo su sombra protectora.