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Arco de Septimio Severo

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El Arco de Septimio Severo es uno de los monumentos mejor conservados de la antigua Roma en la Ciudad Eterna. Situado en el corazón del Foro Romano, a escasos pasos de la Curia Julia, el arco se alza poderoso desde hace más de 1800 años. Uno de los arcos del triunfo de Roma, testigos de las grandes gestas bélicas de los grandes emperadores. En este caso, el Arco de Septimio Severo conmemora la victoria de Severo en su campaña contra los partos. Un arco que fue construido en el 203 d.C. y en el que se narran las victorias del líder y de su familia en Partia.

Un arco para consolidar a Septimio Severo

Septimio Severo llegó al poder en Roma tras una sangrienta y desgastadora guerra civil. Desgastadora para Roma, pues en cuestión de pocos meses hasta 4 hombres de poder se declararon emperadores después de la muerte de Cómodo. Su sucesor, Pértinax, pasaría a la historia de Roma como uno de los emperadores más fugaces, con menos de 90 días al frente del imperio romano.

De estos 4 hombres, 5 con Pértinax, sólo Severo quedó en pie tras la guerra civil. Un Septimio Severo que, con el  apoyo clave de su mujer Julia Domna, estaba decidido a asentarse en el poder y forjar una nueva dinastía. Y lo hicieron, la dinastía Severa.

Ya como único imperator, su primera gran campaña fue contra los partos, en oriente. Con una brutal victoria que quiso inmortalizar en forma de arco. El Arco de Septimio Severo, un lugar donde todos en Roma pudieran ver y recordar su gesta. Un arco para decirle a Roma que Severo estaba allí para quedarse. Él y sus descendientes.

La guerra contra los partos

Partia era una región de oriente, cercana a Siria, que no mucho antes de la llegada de Severo había pertenecido a Roma. Trajano, el emperador hispano, había conquistado a los partos y había mantenido el control del territorio bajo el mando de Roma.

Septimio Severo, ya durante la guerra civil en la que luchó por el poder, realizó expediciones de conquistas y castigos en Partia. Entonces, cuando supo de nuevos ataques de los partos en la frontera a los pocos años de haber vencido la guerra civil, ideó un ataque contundente.

Severo, junto con su esposa e hijos y un ejército enorme, no sólo echó a los partos de la frontera sino que se metió en Partia y llegó hasta la capital, Ctesifonte. El ejército romano realizó una campaña de absoluto terror y castigo, arrasando y saqueando la capital y todos los pueblos que encontraron. Sacando un botín de guerra enorme en riquezas y esclavos. Septimio no quiso conquistar Partia de nuevo para mantenerla en el imperio, fue sólo una masacre. Un golpe tan contundente que dejara a los partos sin atreverse a atacar Roma por un tiempo.

El Arco de Septimio Severo, en sus relieves, cuenta con detalle la campaña. Las acciones de la guerra, sus hazañas, conquistas y la superioridad de Roma, a través del emperador, de los bárbaros partos.

Una inscripción borrada

En su arco del triunfo, situado en la via Sacra, muy cerca de la colina del Campidoglio, Severo indicaba que la victoria en Partia había sido obtenida al lado de sus hijos Antonino y Geta.

Contra los planes de Septimio y la emperatriz Julia, sus hijos acabaron enfrentados por la sucesión a la muerte de Severo. Antonino, rebautizado más tarde por el ejército como Caracalla, asesinó a su hermano Geta quedando como único emperador.

Al hacerlo, borró toda inscripción o representación de su hermano para eliminarlo de la historia. Esto incluye el Arco de Septimio Severo, del que Caracalla eliminó el nombre de Geta para siempre.

Los colores del Arco de Septimio Severo

Hoy vemos el Arco de Septimio Severo en un marrón característico de los monumentos de la antigua Roma. Sin embargo, en su día el arco estaba lleno de colores que iluminaban y daban realismo a las escenas representadas en los relieves.

Gracias a restos de pigmentos que los arqueólogos han podido encontrar, se han descubierto cosas muy interesantes. Entre ellas, el color de piel de Septimio Severo. Quien procedía del norte de África y, por tanto, tenía la tez negra. Al menos, eso se suponía sabiendo su origen. Pero, gracias a la pintura de su arco, esto ha podido confirmarse.

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