Era un sábado, hacía un día espléndido, soleado pero no muy caluroso. Cielo despejado, azul celeste puro. Decidí ir caminando al Coliseo para reencontrarme con él luego de meses sin verlo debido a la cuarentena. Tranquilo y emocionado. Un momento para encontrarme de nuevo con esta mágica ciudad y estar a solas con Roma.
La Roma más personal, una belleza única
Cuando llegué, estaba solo. Sus alrededores, su plaza, el Arco de Constantino… estaban callados, silenciosos, casi esperándome. Fue de las cosas más bonitas y extrañas que he visto nunca. Tenía Roma para mí solo.
Fue realmente chocante, pues aquel escenario lo había visto siempre atiborrado de gente que, como yo, quería admirar tales maravillas. Fui a una cafetería, pedí un cappuccino para llevar, me senté frente al Coliseo y lo tomé junto a él, solos. ¿Cuántas personas en la historia habrán podido vivir eso?
El Coliseo el primer sábado después de la cuarentena en Roma.
Con el paso de los meses, la situación en Roma después de la cuarentena ha mejorado muchísimo. Los contagios son muy bajos y están controlados. En la ciudad se hace vida normal y la mayoría de actividades han vuelto a su funcionamiento anterior. Con las medidas de seguridad, mascarillas y distancia social, Roma vuelve a retomar su vida.
Aunque no he vuelto a tener una cita a solas con el Coliseo, la verdad es que con la nueva normalidad, Roma está mucho más vacía debido al descenso del turismo. Y, además, con tantos romanos fuera de la ciudad por las vacaciones de verano… ¡Roma es un tesoro! Poder ver la Fontana de Trevi así de libre, la plaza del Pantheon con tanto espacio, Plaza Navona sin acumulación de gente, la Capilla Sixtina prácticamente para ti solo y… ¡el Coliseo por dentro casi tuyo por completo!
Una oportinudad histórica de ver Roma
Hace unas semanas, en uno de nuestros tours, tres visitantes que reservaron con nosotros coincidieron durante su visita al Coliseo con sólo un par de grupos reducidos más. Alguien que ha tenido como parte de vacaciones estar en el Coliseo casi solo… es alguien con una experiencia de la que muy pocos puedan presumir.
Pienso en la fortuna que es estar aquí y ahora en Roma. Pasar frente a la Boca de la Verdad y poder entrar sin hacer cola. Entrar a la Basílica de San Pedro sin apenas esperar. Ver la Plaza de San Pedro libre de aglomeraciones…
El turismo de masas volverá, y todos lo esperamos con ganas. Pues significará que muchos países y ciudades habrán superado esta dificilísima crisis. Pero, quien pueda ver esta Roma, en este momento, tendrá una vivencia que no podrá olvidar jamás. La vivencia de estar a solas con Roma.