Como un niño ilusionado, en la fachada de Santa Maria Sopra Minerva, el río ha dejado las marcas de sus crecidas. Pero no sólo el río, también la corriente helada del tiempo se acerca a esta isla depositando tesoros rodados. Entre las maravillas que ver en Roma, no podemos dejar de recoger con la mirada y los sentidos, el arte e historias de Santa María Sopra Minerva. A darnos la bienvenida en esta plaza está un pequeño elefante de Bernini, grande en significado y fuerza.
Minerva, Isis – Ast y Serapis se quedaron mirando esta jovencita recién llegada en carne y hueso. La potencia y belleza ideal de los antiguos dioses, adorados o alegóricamente aceptados, primero por egipcios y griegos y luego en tantos lugares del Mediterráneo, pasan a ser un simple topónimo. María llenó con su presencia esta ciudad hasta necesitar distinguirla con apodos, como se hace aún en mi pueblo: la María Sopra Minerva, María in Via Lata…
Con el tiempo, el riesgo es el de alejarse de esa mujer judía convirtiéndola en una poderosa, hermosa y lejana divinidad. Lo que pasó con su hijo pasa con ella. Su hijo Jesús es uno poco recomendable para quien busque el éxito social o como ejemplo de triunfador. Ha pasado a la historia como un condenado a muerte, muchas veces representado desnudo, destrozado, sucio, injuriado. Una locura que alguien crea que es un dios si ni siquiera parece un hombre. Incluso se le ha inventado un trapito para que no apartemos los ojos. No es pudor o vergüenza. Es piedad-miedo ante un hombre expuesto a la muerte y deshonor.
Sólo cuando lo vieron y tocaron, resucitado, limpio y resplandeciente, algunos, pocos, empezaron a entender algo. Tras largos siglos, sólo algún atrevido como Miguel Angel que lo cree Dios intenta hablar de él representándolo hermoso como un Apolo griego, el mejor ejemplo de belleza divina que tenía a mano. Una escultura en la que la desnudez es armonía e incluso la cruz parece un cetro o un tallo esbelto en el que un Jesús Adonis apoya su cuerpo escultórico. Aquí sí pusieron un pañito. No fue por piedad ante la desnudez del condenado sino por el pudor de mostrar lo que lo hacía íntegra e íntimamente hombre.
Información sobre la basílica de Santa María Sopra Minerva
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Procesiones en Santa Maria Sopra Minerva.
El 25 de marzo una fila de chicas vestidas de blanco entraban cantando a través de la nave central de Santa Maria Sopra Minerva. En ese día que recuerda la Anunciación (cuando Gabriel anuncia a María que tendrá un hijo) recibían una bolsa con monedas. Fue una disposición que dio Juan de Torquemada, tío del famoso Tomás, inquisidor español. No sólo encargó y pagó la construcción del techo que ahora vemos en la iglesia. También trajo la primera imprenta a Roma desde Subiaco y él mismo fue un buen escritor. Además, se interesó por la libertad de estas chicas que, sin poseer dote, no tenían muchas opciones. Este cuadro de Antoniazzo Romano nos presenta los personajes de esa ceremonia anual en un homenaje a Juan tras su muerte.
Un cardenal español en Santa Maria Sopra Minerva
Juan de Torquemada no sólo lleva un apellido famoso, sino que Roma le debe el primer libro ilustrado impreso en Italia. Sus Meditaciones fueron publicadas en el taller romano de Ulrich Han el 31 de diciembre de 1467. No sólo eso, se convirtieron en una preciosa decoración, un libro escrito en las paredes del antiguo claustro de Santa María Sopra Minerva. El autor de este trabajo quizás fue el también dominico fray Angelico, cuya tumba se conserva en esta iglesia.
De pasión…
En esta isla de los dominicos, la Biblioteca Casanatense recoge tesoros en su preciosa aula. En ella se conservan libros maravillosos de un período en que los libros podían volverte loco, hereje o santo. Libros devorados y devoradores. Mucho más intensos, duraderos y dialogantes de cualquier realidad virtual. Ejemplares catalogados que pasaban al Índice de los Libros prohibidos o a los devocionarios. Quedaron aquí, con varias cruces escondidos o situados en el cenit de la sala junto a una maravillosa esfera armilar.
También en Santa Maria Sopra Minerva entraban los excluidos. Pero llegaban en una procesión inmisericorde para tachar y excluir públicamente a los que aparentemente ponían en peligro la ortodoxia doctrinal. Por ejemplo. Por aquí pasó prisionero y acosado por tantos enemigos Bartolomé de Carranza. Incluso el gran dominico y arzobispo de Toledo bajo Felipe II fue encerrado en Castillo Sant’ Angelo. Y aquí estuvo enterrado, sin volver a España y sin rehabilitación. Y eso que fue uno de los personajes más importantes dentro del Concilio de Trento y de la historia europea del s. XVI. Aquí abjuró Miguel de Molinos y su memoria nos invita a contemplarlo quizás con las palabras del gran poeta José Ángel Valente:
«Y luego ya estabas tú en la Minerva,
ante el Cardenalato en número
de veintitrés, solemne, para juzgar al réprobo
Michele Molinos, Aragonese,
por haber intimado tanta gloria a la nada,
por haber dado al fin
de la verdadera y perfecta
aniquilación
una oscura noticia.»
Y también nosotros entramos…
Procesiones de curiosos que se acercan al Panteón y al ‘elefantito’ de la plaza, entran también sin saber lo que les espera. Un mundo de colores del renacimiento con Filippino Lippi unidos a las construcciones y esculturas de Andrea Bregno, cuya tumba se encuentra dentro de esta basílica para traernos mil rincones de esta Roma que ayudó a construir.
Aquí nos encontramos, bajo e altar, con una mujer (Catalina de Siena) de armas tomar que hizo que el papa volviera a Roma dejando Avignon, gracias a un buen tirón de orejas. Las tumbas de dos papas Medici y muy cerca la del Beato Angelico, nombrado patrón universal de los artistas en 1984. El barroco en contrastes de blanco y negro. Piedras que parecen volar en la tumba del cardenal Pimentel y en la que Bernini realizó para María Raggi. Como veis, un mundo de arte y recuerdos, de historias que os aconsejamos visitar.
Por ello, si quieres realizar una visita guiada en Santa Maria Sopra Minerva no dudes en escribirnos a [email protected]
Además, para seguir disfrutando antes o después de tu visita, puedes leer lo que escribe nuestro amigo Luis sobre Santa Maria Sopra Minerva en Club Roma Caput Mundi.