Fuentes
Nasoni
Fuentecillas de metal, sólidas y generosas. Un poco sinvergüenzas, con su chorro cantarín, nos sorprenden en cada esquina, a veces en un descampado, donde piensan que nadie las ve. Pero todos sabemos dónde están, en la vida cotidiana de todos los barrios, para un trago fresco en verano o como una fiesta de abundancia en primavera.