Los palacios de Roma son símbolos del poder, de quien puede construirlos. Todos necesitamos rodearnos de belleza, de un ambiente que consideramos confortable, de un espacio que reconocemos como hogar. Ese espacio es un símbolo de lo que somos, de cómo queremos mostrarnos, de las relaciones que mantenemos.
Los palacios son muestras de estas necesidades. Han sido construidos por quien tenía poder y recursos para realizarlos, muchas veces como lugares para exaltar la propia familia o dinastía. Historias familiares, de instituciones convertidas en espacios, en arquitectura que hablando de las personas nos hablan de la ciudad.
Estos edificios se hacen especiales por su grandiosidad pero también por las historias de sus ocupantes. Grandezas y miserias que siguen viviendo en las paredes de esta ciudad, tras las cortinas de los palacios de Roma, mientras nos miran pasar.
Desde mediados del siglo XV y hasta el XIX este palacio se ha ido construyendo, ampliando, siendo testigo de la política internacional y de las relaciones entre las grandes familias romanas. Su Galería de arte es un tesoro que sigue perteneciendo a los miembros de esta familia que abren las puertas de su palacio para que podamos admirarlo.
Este palacio imponente, entre via del Pellegrino y el moderno Corso Vittorio nos espera con una equilibrada arquitectura del Renacimiento y una rica historia de eventos y personajes. Ocupa una entera manzana entre Campo dei Fiori y Piazza Navona, como un gigantesco barco en medio de las callejuelas del Rione ‘Parione’, en pleno corazón de la Roma más popular.
Palacio Barberini es la cumbre del barroco en Roma. Descubre la residencia en Roma de la famosa familia Barberini, los «príncipes» de la ciudad.
El palacio del Quirinale es un jardín del Edén desde el que contemplar la nueva Ciudad Santa, un lugar ameno que ha seguido las vicisitudes de la historia de Roma pasando de residencia papal y de los reyes hasta ser el maravilloso palacio del Presidente de la República. Nos abre sus puertas y lo visitamos para descubrir su belleza y formar parte de su historia.
Antes de que se construyeran los márgenes del río esta villa bajaba hasta sus orillas uniendo su corriente con un precioso jardín hasta llegar a las plantas, el agua y personajes en los frescos de sus paredes. Una armonía entre amor y psique, ninfas y héroes divinos, naturaleza y arquitectura. ¡Bienvenidos al Renacimiento en Roma!
El Palacio de Montecitorio se encuentra en pleno centro de Roma y es uno de los edificios más importantes para la política italiana, pues es la Cámara de los Diputados de la República Italiana. Se trata, además, de una obra del maestro del barroco Bernini. Junto con su obelisco dan luz a Roma y son, en mi opinión, uno de los lugares en donde acudir para CurArte el habla.
Unido a una familia que nos hace recorrer la historia de Roma desde el Renacimiento pero también de media Europa. Una de las maravillas de Roma que parece siempre distante y encantadoramente esquiva o altivamente inexpugnable, tiene en sus muros grandes tesoros de arte y testigos de la vida de la ciudad.
El Palacio de Justicia conocido como ‘la Cassazione’, Corte Suprema di Cassazione en Italia, ocupa una gran extensión de terreno a orillas del Tíber. Su gigantesca mole siempre ha sido vista como un edificio pesado y privo de gracia que le ha valido el apelativo de Palazzaccio.
Italia es famosa por la genialidad de sus artistas, por un gusto especial a la hora de crear. Este Palazzo della Civiltà Italiana hace honor a la imaginación que reinventa la realidad ofreciéndonos una creación sorprendente, que no cansa, llena se sugestiones y, al mismo tiempo, encarnada en la historia y geografía del EUR de Roma.
Uno de los últimos palacios de la Roma pontificia se asoma a Plaza Navona acogiendo un sinfín de obras que nos hacen reconstruir la ciudad a lo largo de tres siglos. Preciosos testigos de sus fiestas, de sus calles, de grandes eventos y vida cotidiana. Un precioso palacio para festejar la hermosura de Roma.
Palacio Pamphilj, actual embajada de Brasil en Italia, nos habla del renacer de Roma en el siglo XVII. El papa, como nuevo Eneas, trae hasta estas tierras una misión, una civilización que construye una urbe como centro del Orbe. Plaza Navona será la plaza del mundo.
Al lado de las Termas de Diocleciano y la Estación Termini, nos adentramos en este edificio que es como una calle de la Antigua Roma. Ha quedado sepultada entre muros y bajo un techo como Pompeya bajo cenizas, pero en su interior se halla la vida cotidiana, hermosa y compleja, ruidosa y breve, convertida en arte. Su belleza calma.
La Galleria Spada, muy cerca de Campo dei Fiori, es un otra de las islas maravillosas de Roma. Su belleza es como la Perspectiva del Borromini que encontramos en su patio: un juego, formas que parecen atrapar nuestros sentidos, distancias que aumentan y desaparecen, una sucesión de armonías distintas para transportarnos a un paraíso que nadie podría imaginar.
Pasamos al lado de Palacio Venecia constantemente, en autobús, andando, en bici. Y aunque el cercano Vittoriano atrae las miradas de todos, creo que es necesario pararse, entrar y descubrir la belleza de este palacio que nos trae el eco de la Serenissima. Dejamos el tráfico de Plaza Venecia y entramos para disfrutar.
Una maravilla poco conocida de la ciudad que, sin embargo, mucho tiene que contar y mostrar. La historia de una familia y no solo esto. Palacio Colonna os espera para narrarles la historia de príncipes y princesas, de Roma y mucho más.
Muy cerca del bullicio de Piazza Navona os podéis encontrar con este oasis de paz y de bellezas. Nada más entrar, en su patio, nos damos cuenta de que dejamos afuera las ocupaciones cotidianas para dedicarnos a una hermosa selección de obras maestras en salas amplias y acogedoras.
En 2022 el Palacio de España celebra los 400 años de la entrada del primer embajador español que lo elige como sede para su residencia. Años más tarde será adquirido por la Corona española siendo la primera embajada con edificio propio en Roma. Un puente entre España y Roma en el que podernos sentir en casa.
En el siglo XVIII Ferdinando Fuga convierte la villa de la familia Riario, lugar delicioso a los pies del Gianicolo, en un suntuoso palacio para la familia Corsini. Allí donde vivió la reina Cristina de Suecia, donde la naturaleza se hace suave para acoger la Arcadia y ahora el jardín botánico o la Accademia dei Lincei, nos esperan maravillosas obras de arte.
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